Ante el debate por los límites a plataformas como Airbnb, especialistas proponen usar los impuestos recaudados en la Ciudad de México para subsidiar vivienda social y económica. Conoce cómo esta idea busca resolver la crisis habitacional y evitar que la renta de corta estancia quede fuera del juego.
Ciudad de México, 08 de enero de 2025 – Imagina que al rentar tu departamento vía Airbnb o Temu se contribuyera directamente a edificar vivienda social en la Ciudad de México. Eso es justo lo que plantea Sandra Valenzuela, fundadora de la consultora Alquimia Urbana, quien sugiere que las autoridades aprovechen los impuestos que estas plataformas ya pagan (o deberían pagar) para impulsar la construcción de casas a bajo costo.
“Si no se construye vivienda social y económica en la capital, en buena medida es porque el suelo es carísimo. Se necesita un subsidio, y esos recursos pueden salir de los impuestos que recaudan las plataformas digitales de hospedaje”, afirmó la investigadora, citando que el Impuesto sobre Hospedaje (ISH) a Airbnb, por ejemplo, ha recaudado más de 650 millones de pesos entre 2017 y 2024. Y solo en los primeros diez meses del año pasado, la plataforma transfirió unos 150 millones de pesos al gobierno local.
La propuesta nace en medio de un debate candente: la nueva ley que pone límites a los dueños que rentan inmuebles en sitios como Airbnb o Temu, justo en momentos en que se acusa a las plataformas de encarecer las rentas y desplazar a los inquilinos de siempre. Un estudio de Alquimia Urbana, patrocinado por Airbnb, provocó ronchas entre colectivos de vivienda y activistas, que lo ven como un intento por debilitar la regulación. Valenzuela, sin embargo, insiste en que su trabajo busca evitar que se eche abajo la renta de corta estancia, pues cree que una regulación inteligente puede convertirla en un motor de soluciones habitacionales.
Lo que sí recalca la investigadora es que si se cobra impuesto, hay que asegurarse de que todas las plataformas lo paguen por igual. Hasta ahora, solo Airbnb (desde 2017) y VRBO (en 2019) recaudan y transfieren el ISH al gobierno capitalino, mientras que otros gigantes del sector como Booking.com y Despegar no han hecho lo propio, según la consultora. Con ese “piso parejo”, dice Valenzuela, el dinero podría destinarse a un fondo especial para levantar vivienda en las zonas céntricas, esas donde casi nadie puede pagar un departamento decente.
En palabras de Alquimia Urbana, la verdadera bronca es que no se edifica suficiente vivienda de interés social en la ciudad, y quienes no pueden costear la vida en zonas céntricas acaban en la periferia, con un sinfín de broncas: traslados eternos, predios irregulares y menor acceso a servicios.
La Ciudad de México, mientras tanto, enfrenta un déficit de vivienda social que ha venido creciendo desde la década del 2000, exacerbado por la falta de actualización en los programas de desarrollo urbano de alcaldías como Cuauhtémoc, Benito Juárez o Miguel Hidalgo. En ese contexto, sacar del juego a Airbnb o Temu no soluciona gran cosa, opina la consultora. Más bien, dice, se deben encontrar fórmulas para que su operación sea transparente, equitativa y, sobre todo, contribuya a un fin social tan urgente como la vivienda digna.
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