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Senado impulsa energías limpias y busca reducir dependencia del gas texano

México acelera la transición energética con reformas, inversión y cooperación regional para reducir importaciones de gas y aumentar renovables.

Senado impulsa energías limpias y busca reducir dependencia del gas texano

En la Mesa de Diálogo Bicameral sobre Energía en América del Norte, la presidenta del Senado, Laura Itzel Castillo, lanzó un mensaje contundente: México debe dejar atrás la dependencia del gas importado de Texas y avanzar hacia una matriz energética más limpia y soberana. Hoy, el 80% del gas que consume el país proviene de Estados Unidos, un nivel que compromete la seguridad energética y expone a riesgos geopolíticos.

Transición energética con sello legislativo

El Senado no se limita a exhortos. Este año se aprobaron 11 leyes secundarias que sientan las bases para la transición: desde la Ley de Planeación y Transición Energética hasta la nueva Ley de Biocombustibles, que promueve la economía circular y la diversificación de fuentes. Estas reformas refuerzan la rectoría del Estado sobre Pemex y CFE, pero también abren espacio a la inversión privada bajo esquemas regulados.

Plan México: inversión y cooperación como motores

El Plan México, eje de la estrategia federal, prevé incorporar más de 6,400 MW de energías renovables mediante alianzas público-privadas, modernizar la red eléctrica y garantizar cobertura casi universal para 2030. La apuesta no es solo tecnológica: busca atraer capital extranjero y nacional, con reglas claras y certidumbre regulatoria, para detonar proyectos solares, eólicos y de almacenamiento.

Gas natural: puente y desafío

Aunque el gas seguirá siendo un combustible de transición, el objetivo es reducir importaciones mediante producción nacional y diversificación de proveedores. Pemex analiza nuevas tecnologías de extracción con bajo impacto ambiental, descartando el fracking, mientras se fortalecen proyectos de infraestructura para almacenamiento y transporte.

México y Norteamérica

La transición energética no es solo un compromiso climático: es una estrategia de competitividad regional. Con el auge del nearshoring y la demanda creciente de energía para industrias y centros de datos, México tiene la oportunidad de convertirse en un hub energético limpio. Pero el tiempo apremia: alcanzar el 45% de generación limpia en 2030 exigirá inversiones récord y coordinación entre gobierno, empresas y sociedad.


Empresas del sector deben anticipar oportunidades en renovables, almacenamiento y eficiencia energética, así como fortalecer sus estrategias de cumplimiento ambiental y social. La cooperación regional y la innovación tecnológica serán claves para capitalizar esta transición.


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