México depende de nuevas plantas de gas natural para evitar apagones. Aunque se proyectan inversiones millonarias, la dependencia del gas importado y la falta de almacenamiento estratégico siguen siendo desafíos críticos.
En un contexto de creciente demanda energética y eventos climáticos extremos, el gobierno de México ha reforzado su apuesta por el gas natural como fuente principal para evitar apagones. La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que el país cuenta con un margen de reserva eléctrica del 10%, gracias a una mejor planeación y la entrada en operación de dos nuevas centrales de ciclo combinado, además de cinco plantas adicionales que arrancarán entre 2026 y 2027.
“No va a faltar la energía, ni falta ni va a faltar”, declaró Sheinbaum en conferencia de prensa.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) invertirá 3,750 millones de dólares en estas nuevas plantas, que aportarán 3,700 MW de capacidad instalada. Además, se anunciaron 158 proyectos de transmisión con una inversión adicional de 7,000 millones de dólares, según la directora general de CFE, Emilia Calleja.
Aunque el gobierno asegura que la capacidad instalada será suficiente, la realidad es más compleja. Desde julio de 2024, el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) ha reservado la publicación de los estados operativos del sistema eléctrico por razones de “seguridad nacional”, luego de que el margen de reserva cayera por debajo del 3%, provocando apagones en varias regiones del país.
Calleja aclaró que las interrupciones recientes no se deben a falta de generación, sino a problemas en la red de transmisión y distribución, como accidentes, inundaciones o fenómenos meteorológicos.
México genera más del 60% de su electricidad con gas natural, pero es un importador neto de este combustible. La mayoría proviene de Estados Unidos, lo que expone al país a riesgos logísticos y geopolíticos, como se evidenció durante la helada de Texas en 2021.
En este contexto, el proyecto de almacenamiento estratégico de gas natural en Tamaulipas cobra especial relevancia. La iniciativa busca utilizar yacimientos agotados para almacenar gas y garantizar hasta 10 días de reservas, una medida que podría blindar al país ante futuras crisis de suministro.
Sheinbaum también reconoció las limitaciones de las energías renovables, especialmente la solar, al señalar que “el problema con la energía solar es que solo genera electricidad cuando hay sol; por la noche pues no puede funcionar”.
Aunque la frase generó polémica, la presidenta explicó que se trabaja en soluciones de almacenamiento con baterías y en la instalación de paneles solares en 5,000 hogares en Mexicali, como parte de un programa piloto que se ampliará en 2026.
“Nuestro objetivo es bajar el costo de la luz... pero también garantizar suministro 24/7”, afirmó.
La CFE planea construir 6,400 MW de capacidad renovable, pero la mayoría de los nuevos proyectos siguen siendo de ciclo combinado a gas, por su eficiencia y capacidad de respaldo.
El retraso del proyecto Saguaro Energía, una planta de exportación de gas natural licuado en Sonora, hasta 2032, es un recordatorio de los desafíos que enfrenta México para consolidar su infraestructura energética. La falta de almacenamiento, la dependencia de importaciones y los retrasos en proyectos clave podrían comprometer la seguridad energética si no se abordan con visión de largo plazo.
México avanza en la expansión de su capacidad eléctrica con nuevas plantas de gas, pero la seguridad energética no se construye solo con generación. Se requiere una estrategia integral que incluya almacenamiento, diversificación de fuentes, modernización de redes y acceso equitativo a tecnologías limpias.
La transición energética no será instantánea, pero debe ser inteligente, resiliente y socialmente justa.
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