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Producción de Pemex cae, refinación repunta: impacto en México

Pemex reduce producción de crudo y aumenta refinación. ¿Qué significa para la autosuficiencia y el presupuesto nacional?

Producción de Pemex cae, refinación repunta: impacto en México

La producción de petróleo y condensados de Pemex cerró octubre en 1.64 millones de barriles diarios (bpd), un descenso del 4.4% interanual y 0.6% menos que en septiembre. El crudo, por sí solo, promedió 1.36 millones de bpd, confirmando la tendencia a la baja que la empresa atribuye al declive natural de campos maduros y a la falta de hallazgos relevantes. Este escenario se da pese a los apoyos fiscales y aportes de capital recibidos en los últimos años.

Refinación: el contrapeso inesperado

Mientras la producción cae, la refinación marca un repunte histórico: 1.04 millones de bpd procesados en octubre, un 43% más interanual, impulsado por la entrada en operación de Olmeca, que aportó 191,657 bpd. Este avance permitió elevar la producción de petrolíferos a 1.09 millones de bpd, con incrementos en gasolinas, diésel y combustóleo. Las ventas internas crecieron 9% interanual, mientras las importaciones de petrolíferos bajaron 20%, reflejando el impacto de la estrategia de sustitución.

Exportaciones y deuda: luces y sombras

Pemex incrementó sus exportaciones de crudo a 626,791 bpd, un 18% más que en octubre de 2024, aunque mantiene el compromiso de reducir ventas externas para privilegiar el procesamiento local. Sin embargo, la deuda sigue siendo el talón de Aquiles: 28,000 millones de dólares con proveedores, que la empresa comenzó a cubrir mediante un fondo de 250,000 millones de pesos gestionado por la banca de desarrollo.

¿Qué implica para México?

  • Presión fiscal: menor producción limita ingresos petroleros, clave para el presupuesto.
  • Autosuficiencia parcial: el repunte en refinación reduce importaciones, pero no elimina la dependencia.
  • Riesgo operativo: la caída en bombeo exige acelerar proyectos de exploración y optimización de campos.

La ecuación energética mexicana cambia: menos crudo, más refinación y un mercado interno que demanda estabilidad. El reto no es solo técnico, sino estratégico: cómo sostener la transición sin comprometer la seguridad energética ni la salud financiera de Pemex.


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