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Pemex apuesta 51 mil millones para entrar al negocio eléctrico y acelerar su transformación energética

Pemex construirá tres plantas de cogeneración y diversificará hacia hidrógeno, biocombustibles y litio para 2030.

Pemex apuesta 51 mil millones para entrar al negocio eléctrico y acelerar su transformación energética

Petróleos Mexicanos (Pemex) está dejando atrás la imagen de una empresa exclusivamente petrolera. Con una inversión superior a 51 mil millones de pesos, la estatal mexicana se prepara para construir tres centrales de cogeneración eléctrica en alianza con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que sumarán más de 2,400 megawatts (MW) de capacidad instalada hacia 2030. El objetivo: reducir costos, aprovechar el calor residual de sus procesos industriales y vender excedentes al Mercado Eléctrico Mayorista.

Las plantas estarán ubicadas en la Refinería de Tula, la Refinería de Salina Cruz y el Complejo Petroquímico Cangrejera, con capacidades proyectadas de 794 MW, 728 MW y 900 MW, respectivamente. Esta infraestructura permitirá a Pemex cubrir sus necesidades internas de energía y abrir una nueva línea de negocio que fortalezca la soberanía energética del país.

El movimiento no es menor. Según el Plan de Desarrollo del Sector Eléctrico, la participación de Pemex en la generación nacional pasará de apenas 0.6% en 2026 a 4.6% en 2030, contribuyendo a que el Estado alcance el 59% de la generación eléctrica, cinco puntos por encima del mínimo legal. Con ello, México consolida un modelo donde las empresas públicas recuperan protagonismo en industrias estratégicas.

Pero la apuesta va más allá de la electricidad. Pemex busca diversificar sus ingresos con proyectos de hidrógeno, biocombustibles y litio, además de servicios logísticos y soluciones energéticas integrales. “Pemex no es solo petróleo; es energía”, ha reiterado su dirección. Esta visión responde a la presión global por reducir emisiones y a la necesidad de garantizar competitividad en un mercado que exige innovación.

En paralelo, la empresa trabaja para mejorar su eficiencia operativa. Se proyecta que el costo total de producción de hidrocarburos caiga de 31.5 dólares por barril en 2023 a 22.8 dólares en 2025, gracias a optimización de procesos y a una reforma fiscal que simplificó su carga tributaria a un solo gravamen: el Derecho Petrolero para el Bienestar, con una tasa del 30%.

El reto es monumental: equilibrar la transición energética con la estabilidad financiera, en medio de vencimientos de deuda y una plataforma de producción que ronda los 1.64 millones de barriles diarios. Sin embargo, la estrategia es clara: Pemex quiere ser más que petróleo y está dispuesto a invertir para lograrlo.


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