El gas LP se mantiene entre 18 y 23 pesos por kilo; conoce dónde está más caro, más barato y cómo ahorrar antes del invierno.
El gas licuado de petróleo (LP), combustible esencial para más del 80% de los hogares mexicanos, mantiene precios estables en la última semana de octubre, justo antes del incremento estacional que suele acompañar los meses fríos. Para el periodo del 26 de octubre al 1 de noviembre, los precios se ubican entre 18 y 23 pesos por kilogramo, con variaciones mínimas respecto a la semana anterior.
En la Ciudad de México, el kilogramo se mantiene en 19.64 pesos, mientras que en el Estado de México oscila entre 19.64 y 20.12 pesos, dependiendo del municipio. Sin embargo, la diferencia entre las regiones más caras y más baratas del país sigue siendo significativa: Comondú, Baja California Sur, registra el precio más alto con 23.23 pesos por kilogramo, mientras que Jiménez, Coahuila, conserva el más bajo en 17.50 pesos. Una brecha de 5.73 pesos que refleja los costos logísticos y de transporte en zonas alejadas.
La regulación vigente ha evitado incrementos abruptos, pero el mercado enfrenta presiones adicionales. Nuevas normas de seguridad para transporte y distribución, que entrarán en vigor en 2026, podrían elevar los costos operativos y trasladarse parcialmente al consumidor. Aunque el impacto estimado es moderado (alrededor de 3% en 2026), el reto será equilibrar seguridad y accesibilidad en un contexto donde el gas LP representa 1.47% del Índice Nacional de Precios al Consumidor.
Para los hogares, la estabilidad actual es una oportunidad para planificar el gasto energético antes del invierno. Expertos recomiendan revisar instalaciones, evitar fugas y optimizar el uso del calentador y la estufa para reducir el consumo. Con la demanda proyectada al alza en diciembre —hasta 25% más en zonas urbanas y el doble en regiones frías—, cada práctica de ahorro cuenta.
El gas LP seguirá siendo protagonista en la economía doméstica mexicana. La pregunta es si la estabilidad actual será suficiente para enfrentar un invierno que promete poner a prueba la logística, la regulación y el bolsillo de millones de familias.
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