Expertos advierten que sin nuevas terminales de almacenamiento en Baja California y el Sur-Sureste, la estabilidad de precios será insostenible.
La Estrategia Nacional para Estabilizar el Precio de la Gasolina, promovida por el gobierno federal, ha logrado contener el precio de la gasolina Magna por debajo de los 24 pesos por litro en más del 90% de las estaciones del país. Sin embargo, expertos advierten que el éxito del pacto está condicionado por un factor estructural que aún no se ha resuelto: la falta de infraestructura de almacenamiento en regiones clave como Baja California Sur y el Sur-Sureste mexicano.
En zonas como Yucatán, Chiapas, Oaxaca y Baja California Sur, el costo logístico para abastecer estaciones de servicio puede elevar el precio del combustible hasta un peso por litro, afectando directamente el margen de operación de los distribuidores. En comunidades rurales, la llamada “última milla” implica recorridos de hasta 600 kilómetros para recoger producto, lo que encarece el flete y reduce la competitividad.
Aunque el pacto de precios ha sido voluntario, su cumplimiento ha generado presión sobre los márgenes de las estaciones más alejadas. En promedio, el tope de 24 pesos por litro puede reducir hasta 30% del margen bruto en zonas con alta dispersión geográfica. Esto ha llevado a algunos empresarios a replantear su participación en el acuerdo, especialmente en regiones donde el acceso a Terminales de Almacenamiento y Reparto (TAR) es limitado o inexistente.
Los especialistas coinciden en que la solución no está en modificar el pacto, sino en complementarlo con inversión en infraestructura. Se requieren:
Representantes del sector gasolinero han solicitado a la Secretaría de Energía (Sener) y a Pemex Logística revisar la disponibilidad de producto en zonas críticas y acelerar los proyectos de infraestructura. Aunque Pemex ha mantenido precios estables en sus TAR, la cobertura sigue siendo insuficiente para garantizar equidad en todo el país.
El pacto de precios ha evitado aumentos abruptos y ha contenido la inflación energética. Pero sin una red de almacenamiento robusta, su efecto podría ser coyuntural y limitado. La estabilidad de precios no puede depender únicamente de acuerdos voluntarios; requiere capacidad instalada, logística eficiente y visión de largo plazo.
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