La presidenta Claudia Sheinbaum reafirma su compromiso con los consumidores al renovar el acuerdo con gasolineras para mantener el precio de la gasolina magna en 24 pesos por litro, mientras promete reducir trámites para el sector.
En una mañana calurosa de agosto, con los reflectores sobre Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció la renovación del acuerdo voluntario con gasolineras para mantener el precio de la gasolina magna en 24 pesos por litro. “Nos ha ayudado mucho y estamos muy agradecidos. Lo vamos a renovar este mes”, dijo con firmeza frente a medios y empresarios del sector.
El pacto, firmado originalmente en febrero, fue bautizado como la Política Nacional para Promover la Estabilización del Precio de la Gasolina en Beneficio del Pueblo de México. Aunque no impone obligaciones legales, ha sido clave para contener la inflación, que bajó a 3.51% en julio, según datos del INEGI.
En la colonia Doctores, María del Carmen, madre de tres hijos, lo celebra: “Antes me costaba casi 500 pesos llenar el tanque, ahora gasto menos. Y eso me alcanza para el súper”. Como ella, miles de familias han sentido el alivio en sus bolsillos, especialmente en el transporte de alimentos, que ha sido uno de los factores más sensibles en la inflación.
El acuerdo fue suscrito por más de 15 empresas gasolineras, entre ellas Grupo Hidrosina, Gazpro, Petromax y Grupo Energiamas. Pemex, por su parte, implementó un precio mayorista nacional en sus terminales de almacenamiento y reparto (TAR), lo que permitió que las estaciones de servicio ofrecieran el combustible por debajo del tope.
Además del precio, los gasolineros pidieron algo más: menos burocracia. “Nos están pidiendo una reducción de trámites y estamos trabajando en ello. Esperamos anunciarlo este mismo mes”, adelantó Sheinbaum. La medida busca agilizar permisos, inspecciones y reportes que hoy ralentizan la operación de muchas estaciones.
La presidenta también destacó que el acuerdo forma parte de una estrategia más amplia para contener la inflación, junto con el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), que incluye controles en productos básicos como pollo, carne y huevo.
El mensaje es claro: el gobierno quiere mantener la gasolina accesible, reducir la carga regulatoria y proteger la economía familiar. Pero el reto será sostener el pacto sin afectar la rentabilidad del sector ni la salud financiera de Pemex.
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