Tamaulipas apuesta por los biocombustibles con una planta pionera que transformará sorgo en bioturbosina para aerolíneas. Una solución ecoamigable que podría reducir emisiones y diversificar la matriz energética del país.
En un giro innovador hacia la sustentabilidad, Tamaulipas se prepara para albergar la primera planta de bioturbosina producida a base de granos de sorgo, un proyecto que podría redefinir el futuro de los combustibles en la aviación mexicana. Con una producción inicial de 38,000 litros anuales –y potencial para triplicarse–, este biocombustible no solo reducirá emisiones, sino que posicionará al estado como un actor clave en la transición energética.
El secretario estatal Walter Ángel Jiménez explicó que el proceso, conocido como ATJ (Alcohol-to-Jet), convierte los azúcares del sorgo en etanol y luego en turbosina sostenible. "No es ciencia ficción: es una solución real para que las aerolíneas cumplan con la estrategia Corcia, que exige combustibles más limpios", destacó.
La planta, ubicada en Valle Hermoso, involucra al sector público, privado y social. Aunque la comercialización deberá pasar por Pemex, el mercado ya puja por este combustible: aerolíneas internacionales buscan alternativas para reducir su impacto ambiental ante regulaciones globales cada vez más estrictas.
Tamaulipas no pone todos sus huevos en una canasta. Mientras el sorgo despega, el Grupo Pantaleón ya adaptó su ingenio azucarero en El Mante para generar energía a partir de bagazo de caña. "El bagazo y el sorgo son recursos infrautilizados que hoy son oro verde", afirmó Jiménez durante una visita a las instalaciones, donde se mostraron las tecnologías de vanguardia implementadas.
A pesar del entusiasmo, el camino no está exento de obstáculos. Expertos señalan que proyectos como este requieren inversión constante y marcos regulatorios claros para competir con los combustibles fósiles. Además, el éxito dependerá de que Pemex agilice la integración de estos biocombustibles a su cadena de suministro.
¿Por qué importa?
Reducción de emisiones: La bioturbosina puede disminuir hasta un 80% las emisiones de CO₂ frente al queroseno tradicional.
Diversificación económica: Tamaulipas podría exportar este know-how a otras regiones.
Resiliencia energética: Menor dependencia de importaciones de combustibles.
"Esto no es un experimento; es el primer paso para que México vuele hacia la soberanía energética limpia", subrayó el funcionario.
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