Por Redacción
Descubre cómo PEMEX impulsa hidrógeno verde en Tabasco bajo su nuevo Estatuto Orgánico: claves tecnológicas, alianza con Siemens y oportunidades para proveedores.
El sol quema fuerte sobre la planicie tabasqueña, la misma tierra que durante décadas alimentó a México con petróleo crudo. Hoy, PEMEX está sembrando aquí una semilla distinta, una que podría germinar como la próxima revolución energética del país: el hidrógeno verde. Y no es casualidad que el Golfo de México vuelva a ser el epicentro.
Tras la aprobación de su nuevo Estatuto Orgánico (como bien analizamos en este artículo previo), PEMEX tiene ahora las herramientas legales para diversificarse más allá del crudo. El Artículo XC de este estatuto le abre la puerta a la exploración de campos de hidrógeno natural en el sureste, mientras que el Artículo CXXI apunta a desarrollar terminales de amoniaco como vector de exportación. La meta es ambiciosa: producir 500,000 toneladas anuales para 2030, capturando el 25% del mercado mexicano.
Tabasco no solo tiene yacimientos agotados o marginales (como los que mencionamos en nuestro análisis sobre geotermia en campos abandonados). Tiene algo más valioso: infraestructura existente, acceso al agua y un corredor industrial estratégico. Pero el verdadero game changer es el proyecto piloto con Siemens Energy en Dos Bocas.
Aquí, PEMEX planea usar electrolizadores alimentados por energías renovables para separar hidrógeno del agua. La ventaja es doble:
Sin emisiones: A diferencia del hidrógeno "gris" (derivado de gas natural), este no genera CO₂.
Sinérgico: Puede inyectarse en ductos existentes o convertirse en amoniaco para fertilizantes y exportación.
Mientras Europa y Asia avanzan en hidrógeno verde, México tiene una oportunidad única: convertir el Golfo en un hub de exportación hacia América del Norte. El amoniaco derivado del H₂ verde es estable, fácil de transportar y tiene demanda global en sectores como agroquímicos y navegación limpia.
Pero hay retos: la producción a gran escala requiere energía renovable masiva y barata (eólica offshore en el Golfo podría ser clave) y adaptar infraestructura. Ahí es donde entra la otra pieza del rompecabezas: proveedores tecnológicos.
El éxito de PEMEX dependerá de alianzas con fabricantes de electrolizadores, integradores de energías limpias y especialistas en seguridad. Los requisitos técnicos son rigurosos: desde materiales resistentes a la corrosión salina hasta sistemas de monitoreo en tiempo real.
"No se trata de sustituir al petróleo, sino de construir un nuevo pilar energético donde México pueda ser potencia", comenta un ingeniero de proyecto en Dos Bocas.
Si Tabasco fue la cuna del "oro negro", hoy podría ser la del "oro verde". Con el Estatuto Orgánico como habilitador, PEMEX está colocando fichas en un tablero global. El hidrógeno verde no es una apuesta solitaria: es parte de una transformación estratégica donde la geotermia, los biocombustibles y la eficiencia operativa convergen.
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