Pemex recibe apoyo, pero su deuda sigue siendo cara

La petrolera estatal accede a financiamiento respaldado por el Gobierno, pero paga tasas más altas que países europeos y empresas del sector.

Pemex recibe apoyo, pero su deuda sigue siendo cara

Aunque el Gobierno Federal logró colocar con éxito un bono por 12,000 millones de dólares para apoyar a Pemex, el costo del financiamiento sigue siendo alto. La operación, realizada a través de Eagle Funding LuxCo, implicó el uso de bonos precapitalizados (P-Caps), un instrumento complejo que permitió evitar que la deuda se contabilizara directamente en los libros de Pemex o del Gobierno.

Sin embargo, los inversionistas exigieron tasas de interés superiores al 9%, muy por encima de lo que pagan países como Alemania, Francia o Portugal, y también por encima de petroleras como Saudi Aramco (4.69%), Shell (4.52%), Chevron (4.51%) o Exxon (4.44%). Incluso Petrobras (5.25%) y Ecopetrol (5%) acceden a financiamiento más barato.

Analistas como Carlos López Jones, de Kapital Edge Consulting, explican que el mecanismo utilizado es similar a pedir prestado usando como garantía un activo ajeno. “Pemex usa como respaldo bonos del Tesoro de EE.UU. comprados por Eagle Funding, que luego se prestan a Pemex con una tasa adicional”, detalló.

La operación fue bien recibida por el mercado, pero no resuelve el problema estructural de liquidez de Pemex. “La petrolera no tiene capacidad de pago ni ahora ni en cinco años”, advirtió Víctor Manuel Herrera, del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), quien también señaló que el riesgo asumido por los inversionistas es soberano, no corporativo.

Aunque la Secretaría de Hacienda asegura que la operación no afectará las finanzas públicas, expertos advierten que la deuda será asumida por el Gobierno en 2030, cuando venza el bono. Esto podría presionar la calificación crediticia de México, que ya enfrenta observaciones por parte de agencias como HR Ratings, que mantiene a Pemex en BBB+ con perspectiva negativa.

La petrolera estatal enfrenta un entorno complicado: producción en declive, alta dependencia de campos maduros, baja inversión y 90% de su deuda en moneda extranjera. Aunque el financiamiento reciente ofrece un respiro temporal, la sostenibilidad financiera de Pemex sigue en entredicho.


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