Finsolar informó una colaboración con Cox Energy por 250 mdd para proyectos solares en México, pero Cox niega el acuerdo. ¿Qué implica para el mercado?
El sector energético mexicano amaneció con titulares que prometían un impulso histórico: Finsolar anunció una alianza con Cox Energy para invertir 250 millones de dólares en proyectos solares y sistemas de almacenamiento, integrando soluciones 360 que incluirían generación distribuida, baterías y microgrids. Sin embargo, la respuesta de Cox fue tajante: “No hay nada firmado”. El desmentido pone en evidencia la fragilidad de la comunicación corporativa y la necesidad de rigor en un mercado que busca certidumbre para atraer capital.
Cox Energy, que recientemente adquirió activos de Iberdrola por 4,200 millones de dólares, proyecta inversiones por 10,000 millones hacia 2030 para consolidarse como actor clave en la transición energética. Finsolar, por su parte, se posiciona como plataforma de financiamiento solar para empresas que buscan reducir costos y cumplir metas ESG. La supuesta alianza habría atendido la creciente falta de capacidad eléctrica en regiones críticas, donde la demanda industrial y digital presiona la infraestructura.
En un país que acaba de actualizar su marco regulatorio para proyectos solares de autoconsumo —elevando el umbral de generación a 20 MW y simplificando trámites—, anuncios sin sustento generan incertidumbre. La transición energética requiere confianza: inversionistas, desarrolladores y usuarios corporativos necesitan señales claras para comprometer capital en proyectos que mitiguen riesgos de suministro y costos.
Más allá del desmentido, el mensaje es claro: la transición energética no se construye con titulares, sino con contratos firmes, marcos regulatorios sólidos y comunicación responsable. México tiene la oportunidad de atraer inversiones en solar y almacenamiento, pero solo si garantiza certidumbre jurídica y operativa.
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