¿Aranceles al cobre? Trump enciende otra guerra comercial

Descubre por qué la nueva orden ejecutiva de Donald Trump podría desatar un conflicto global por el cobre y alterar costos para industrias clave en Estados Unidos, mientras aliados comerciales como Chile, Canadá y México siguen en la mira.

¿Aranceles al cobre? Trump enciende otra guerra comercial

Donald Trump volvió a encender la mecha de las disputas comerciales al firmar una orden ejecutiva para examinar posibles aranceles al cobre, en un nuevo movimiento que deja en claro su deseo de sacudir las cadenas de suministro a nivel global. Flanqueado por el secretario de Comercio, Howard Lutnick, el presidente estadounidense dijo sentirse “muy entusiasmado” con la medida, la cual se sumaría a la reciente oleada de gravámenes a otros metales como el acero y el aluminio.

Funcionarios de alto rango en la administración —que hablaron con la prensa bajo condición de anonimato— advirtieron que la producción nacional de cobre se ha visto amenazada por la “sobrecapacidad y el vertido” en el mercado internacional. Ante esto, aseguran que las industrias clave de Estados Unidos, incluidas la defensa y la infraestructura, dependen en exceso de países extranjeros. La Sección 232 de la Ley de Expansión del Comercio, una herramienta que ya utilizó Trump para imponer aranceles de 25% al acero y al aluminio, sería el mecanismo legal para imponer nuevas tarifas al cobre.

¿Por qué enredarse con el cobre?
Para empezar, porque Estados Unidos consumió cerca de 1.6 millones de toneladas de cobre refinado en 2024, de acuerdo con su propio Servicio Geológico. Aunque el país produce una cantidad considerable de este metal —alrededor de 850,000 toneladas el año pasado—, aún depende de importaciones para satisfacer 36% de su demanda interna. Los principales proveedores son Chile, con 38% del volumen importado, y Canadá y México, que aportan 28% y 8%, respectivamente. No es raro que el gobierno estadounidense justifique esta movida bajo la bandera de “seguridad nacional”, pues el cobre es un ingrediente vital para la elaboración de cableado eléctrico, paneles solares, armamento militar y hasta canalones.

El anuncio ya generó un reacomodo en los mercados. Durante las últimas semanas, los futuros de cobre en la Comexsubieron alrededor de 13%, en medio del temor de que los consumidores estadounidenses terminen pagando un sobreprecio. En la Bolsa de Metales de Londres (LME), los operadores mostraron preocupación por la posibilidad de que el metal destinado a Estados Unidos busque nuevos horizontes si los aranceles encarecen demasiado la entrada al mercado estadounidense. Sin embargo, no hay garantía de que el flujo de cobre se detenga; basta con ver el ejemplo del aluminio, que sigue llegando a manos de compradores en Estados Unidos pese a las tarifas impuestas el año anterior.

Mientras tanto, Peter Navarro, asesor comercial de Trump, apunta a China como el verdadero “villano” de la película, acusándolo de manipular la producción mundial para inundar a los competidores con metal barato. El presidente ha repetido hasta el cansancio que impondrá “aranceles recíprocos” a cualquier nación que no juegue con sus reglas. Quienes critican estas tácticas señalan que su acercamiento agresivo puede derivar en un efecto dominó de represalias, poniendo a la economía mundial en un sube y baja permanente.

Por ahora, la industria minera estadounidense, que se siente desfavorecida por los bajos precios globales, se frota las manos ante la posibilidad de un nuevo impuesto que encarezca las importaciones y los beneficie en el mercado interno. Del otro lado de la verja, fabricantes de productos finales —desde tuberías hasta circuitos— temen que su factura se dispare, reduciendo márgenes de ganancia y forzándolos a trasladar los costos al consumidor.

En cualquier caso, la “investigación 232” sobre el cobre no es un cheque al portador. Podría concluir en un arancel o en otro tipo de restricción, o incluso en ninguna medida. Pero la administración Trump, siempre lista para abrir nuevos frentes en su guerra comercial, no se anda con miramientos a la hora de echar mano de sus atribuciones. Y este nuevo paso del presidente deja una señal bien clara: el cobre ya está en la mira.

Compartir Post:

Deja un comentario

Todos los campos son obligatorios *