Descubre por qué la reforma anticorrupción de Claudia Sheinbaum, que prohíbe la sucesión familiar en cargos públicos, fue pospuesta hasta 2030 y cómo esto beneficia a la senadora Ruth González Silva, esposa del gobernador de SLP.
El Senado dijo “sí” a la reforma que prohibiría el nepotismo y la reelección inmediata en los cargos públicos, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, pero la bancada de Morena y sus aliados del PVEM hicieron un giro de último momento para retrasar su entrada en vigor hasta el 2030, cuando la propuesta original planteaba aplicarla en el 2027. Este bombazo en la legislación deja la puerta abierta para que personajes como Ruth González Silva, esposa del gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, puedan contender en las elecciones intermedias de 2027 sin toparse con las nuevas restricciones.
González Silva, de 38 años y militante del Partido Verde, es senadora por mayoría relativa en San Luis Potosí. Antes de entrar al Senado, presidió el Sistema DIF tanto a nivel estatal como municipal, pero su currículum legislativo es más bien escaso. En teoría, la reforma anticorrupción de Sheinbaum, anunciada en la ceremonia conmemorativa de la Constitución de 1917, buscaba evitar que parientes se hereden cargos públicos, “como si fueran bendiciones familiares”. Sin embargo, la modificación impulsada por Adán Augusto López (Morena) y Manuel Velasco Coello (PVEM) matizó esa intención, aplazando la prohibición hasta la siguiente década.
El trasfondo es que las elecciones de 2027 traerán consigo la renovación de 15 gubernaturas, varias dominadas por Morena. De aplicarse la reforma en la fecha original, más de un proyecto político quedaría en el aire, en especial si involucra a esposos, hijos o hermanos de mandatarios salientes. Con el aplazamiento, la puerta queda abierta para que González Silva busque gobernar San Luis Potosí luego del sexenio de su esposo, lo que para la oposición es una clara contradicción: ¿no se supone que este cambio era para frenar el nepotismo?
Sheinbaum justificó en febrero que la reforma sobre nepotismo entraría en vigor en 2027 “para no afectar a quienes resultaran electos en 2024”, pero —paradójicamente— la prohibición quedó en suspenso aún más tiempo: la “opción B” señala que la parte de la no reelección se aplicaría hasta 2030 para que los actuales diputados no se sientan traicionados, y la de nepotismo se retrasaría otro tanto, según la versión que se perfila. Con ello, sus promotores argumentan que se necesita una transición que no rompa planes de quienes ya están en el ruedo político. La oposición, por su parte, lo llama “componer las reglas al gusto del partido”.
Tras ser aprobada en el Senado, la iniciativa viaja ahora a la Cámara de Diputados, donde la mayoría de Morena y aliados deja entrever un pase expedito. De confirmarse, Sheinbaum firmaría la promulgación en el Diario Oficial de la Federación y haría oficial una reforma que, en la práctica, tardará años en surtir efectos. Muchos se preguntan si no es una estrategia electoral con sello de legitimidad, mientras otros aplauden que al menos la figura del nepotismo ya está en la mira y, tarde o temprano, quedará erradicada. Por lo pronto, la senadora Ruth González tiene carta libre para desafiar a cualquiera que le discuta su derecho de pelear por la gubernatura potosina. Y así, la tan anunciada limpieza de la escalera política se va posponiendo hasta la próxima década.
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