Entérate de cómo el Senado aprobó una reforma que prohíbe nepotismo y reelección en México, pero que Morena decidió aplazar hasta 2030, generando acusaciones de favores políticos y controversia sobre el rumbo de la democracia.
La noche de este martes, el Senado dio luz verde a la reforma que prohíbe el nepotismo y la reelección en cargos públicos, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, con votos unánimes en lo general. Sin embargo, el gusto le duró poco a quienes esperaban cambios inmediatos: Morena metió una reserva de último minuto para aplazar la entrada en vigor hasta 2030, cuando la iniciativa original marcaba el 2027. Este cambio encendió las pasiones de la oposición, que acusa al oficialismo de “patear el bote” para acomodar futuras elecciones a su favor.
En la sesión, el coordinador de los senadores de Morena, Adán Augusto López, defendió la propuesta de postergar el inicio de la reforma hasta la siguiente década, argumentando que “varios legisladores” se lo pidieron y que su trabajo es atender esas inquietudes. El panista Marko Cortés, por su parte, lanzó duras críticas y aseguró que la maniobra no es más que un intento de saldar “favores políticos” a quienes van a contender en 2027. Adán Augusto, con su habitual estilo directo, descalificó las palabras de Cortés con frases que avivaron la hoguera, recordando que “el mejor calificativo” para el senador del PAN vino de Felipe Calderón, quien lo tildó de “mediocre y miserable”.
La iniciativa contra el nepotismo, que Sheinbaum presume como un avance crucial para la democracia, busca prohibir que un familiar directo asuma un puesto de elección popular ocupado previamente por su pariente en los últimos tres años. También elimina la posibilidad de reelegirse en todos los niveles de gobierno y a nivel legislativo, con miras a erradicar la mala fama que, dicen, ha salpicado a múltiples gobiernos que tienden a heredar cargos como si fueran coronas. El pleito se puso todavía más jugoso cuando se supo que el Partido Verde mediaba para que esta nueva norma no pusiera en jaque los planes de personajes cercanos a su bancada, como el caso de la senadora Ruth González Silva, esposa del gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo.
En una declaración pasada, Claudia Sheinbaum aseguró que la reforma debía entrar en vigor en 2027 para no afectar a quienes ya fueran elegidos en 2024, pero con el retraso hasta 2030, la oposición alega que Morena protege a sus alfiles con miras a las elecciones de medio sexenio, especialmente las 15 gubernaturas que se disputarán en 2027. Sin embargo, la bancada oficialista insiste en que el aplazamiento permitirá un periodo de transición más sensato y evitará pisotear derechos adquiridos.
Ahora, la pelota pasa a la Cámara de Diputados, donde Morena y sus aliados dominan con mayoría cómoda. No se descarta que la aprobación sea prácticamente un trámite, a menos de que surja una sublevación interna o que la oposición logre tejer alianzas sorpresivas. De confirmarse, la iniciativa llegará al escritorio de Sheinbaum para su promulgación en el Diario Oficial de la Federación, y sería un nuevo punto para el marcador del partido en el poder. Pero más allá de las fanfarrias, queda la pregunta de si esta reforma, concebida para limpiar las escaleras de la política mexicana, no acabará convertida en un golpe de efecto pospuesto hasta que el horizonte electoral les resulte menos incómodo a unos cuantos.
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