Con una inversión millonaria en Poza Rica, Pemex intenta resucitar su división petroquímica. ¿Podrá esta planta romper la dependencia de fertilizantes importados o será otro elefante blanco?
En un último intento por revivir su maltrecha división petroquímica, Pemex ha puesto la primera piedra de lo que podría ser su salvación o su tumba financiera: la Planta de Fertilizantes Escolín en Poza Rica. Con una inversión de $1,553 millones de dólares —suficiente para pagar el 10% de la deuda con proveedores—, el proyecto promete producir 2,125 toneladas diarias de amoniaco y urea. Pero detrás de las cifras épicas hay una pregunta incómoda: ¿por qué confiar en Pemex para alimentar al campo mexicano cuando no ha podido ni con su propio negocio petrolero?
700,000 toneladas anuales: La capacidad que tendrá para suplir el 35% de las importaciones actuales de urea.
33 meses de construcción: Un tiempo récord para una empresa que tarda años en mantener sus refinerías.
5,000 empleos temporales: Migajas para una región que perdió 12,000 puestos con el declive petrolero.
Mientras el gobierno celebra el proyecto como parte de la "autosuficiencia alimentaria", los agricultores recuerdan amargos precedentes:
Fertinal (1990-2002): Quebró con pérdidas de $800 millones.
Agronitrogenados (2013-2018): Operó al 20% de su capacidad.
Pajaritos (explosión 2016): Mostró el desastre operativo de Pemex.
"Nos prometieron fertilizantes baratos y solo recibimos corrupción y gases tóxicos", reclama un líder cañero de Sinaloa.
La empresa portuguesa Mota-Engil —encargada de construir y operar la planta— enfrenta su propio viacrucis:
Deberá lidiar con la burocracia mexicana que retrasó Dos Bocas por años.
Dependerá del gas natural de Pemex, cuyo suministro es errático.
Tendrá que competir con fertilizantes chinos un 30% más baratos.
"Si logran producir urea a $400 dólares la tonelada, será un milagro", advierte un analista de commodities agrícolas. "Hoy la importamos a $380".
El documento presentado a la Semarnat omite tres bombas de tiempo:
La planta consumirá tanta energía como una ciudad de 100,000 habitantes.
Veracruz ya sufre escasez hídrica y el proyecto usará 5 millones de litros diarios.
Pemex no ha explicado cómo evitará otro Pajaritos, donde 32 personas murieron por negligencia.
Mientras, Claudia Sheinbaum insiste en que Escolín será el "renacer del sureste". Los hechos dirán si es verdad... o otro espejismo más.
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