La creación de la Comisión Nacional de Energía enfrenta un dilema mayúsculo: más funciones con menos recursos. Analizamos los riesgos de esta apuesta gubernamental.
El gobierno federal juega un peligroso partido de póker con el sector energético: apuesta a consolidar la Comisión Nacional de Energía (CNE) con 28.4% menos presupuesto del que tenía la Sener en 2024. Mientras asume funciones críticas de la extinta CRE y CNH, la dependencia enfrenta un año de ajuste fiscal severo que pone en duda su capacidad operativa real.
Presupuesto Sener 2025: 138,307 mdp (vs 193,179 mdp en 2024)
Recursos de CRE/CNH a reasignar: Solo 373 mdp combinados
Funciones adicionales: Supervisión de cadena productiva, permisos, sanciones y regulación eléctrica
"Es como querer construir un rascacielos con el presupuesto de una casa", advierte Jorge Cano de México Evalúa. La CNE hereda responsabilidades estratégicas, pero:
No tiene partida presupuestal específica
Dependerá de reasignaciones intempestivas
Operará en un contexto de caída del 18% en ingresos petroleros
"Autonomía técnica": Al ser desconcentrada de Sener, su independencia será nominal
"Oficinas regionales": Sujeta a "disponibilidad presupuestal" (eufemismo para recortes)
"Continuidad regulatoria": La transición ocurre cuando el sector pierde 23% de inversión extranjera
Expertos consultados señalan que el verdadero costo de esta reforma podría ser:
Regulación a la carta para privilegiar a Pemex y CFE
Fuga de talentos especializados por incertidumbre laboral
Congelamiento de proyectos privados ante vacíos regulatorios
¿El peor escenario? Una CNE cooptada por intereses políticos, sin músculo financiero para auditar eficazmente al mismo gobierno que la sostiene.
¿Qué sigue? Suscríbete a AI Regula Solutions para monitorear cómo evoluciona este experimento institucional. En las próximas entregas analizará los nombramientos en la CNE y sus conflictos de interés.
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