Por Redacción
La Sener podrá acelerar permisos energéticos bajo el ambiguo argumento de "prioridad nacional", sin definir criterios objetivos. Expertos alertan sobre riesgos de opacidad y arbitrariedad en el sector.
En un movimiento que ha encendido alarmas en el sector, la Secretaría de Energía (Sener) se otorgó facultades para acelerar permisos bajo el ambiguo paraguas de "prioridad nacional", sin definir qué proyectos califican ni bajo qué criterios. La medida, contenida en un documento interno al que tuvo acceso este medio, permite a la dependencia decidir discrecionalmente qué trámites "merecen" resolución anticipada.
Daniela Suárez, directora jurídica de Grupo Ciita, lo explica sin rodeos: "Es una puerta abierta a la arbitrariedad. La redacción dice que será a 'opinión favorable' de Sener, sin parámetros claros". Esta falta de transparencia llega en un momento crítico:
Los permisos de generación eléctrica solo se otorgarán si están vinculados a "proyectos prioritarios" en zonas deficitarias.
Las solicitudes para gas natural y combustibles enfrentan la misma restricción.
La Comisión Nacional de Energía (CNE), que reemplazó a la extinta CRE, opera ahora como brazo gubernamental sin autonomía regulatoria.
Carlos Vallejo de Qua Energy lo ejemplifica: "Podrían priorizar Baja California por su déficit eléctrico, o Puebla y Veracruz por escasez de combustibles, pero ¿quién define los límites?".
Mientras el documento menciona "regiones deficitarias", no establece cómo se medirá esa condición ni qué proyectos entrarán en la categoría privilegiada. Esta nebulosa:
✅ Beneficia iniciativas gubernamentales en zonas con fallas de suministro.
❌ Pone en pausa proyectos privados no alineados con la estrategia oficial.
⚠️ Desincentiva inversiones en energías limpias que no entren en la definición de "prioritarias".
"Es un filtro invisible", advierte un analista que pidió anonimato. "Bajo este esquema, una planta solar en Sonora podría quedar fuera si no está en su lista de zonas preferentes".
La desaparición de la CRE (Comisión Reguladora de Energía) en 2021 marcó un punto de inflexión. Su sucesora, la CNE, carece de su independencia técnica y opera como extensión de la Sener. Este cambio arquitectural, sumado a las nuevas facultades discrecionales, configura un escenario donde las reglas del juego pueden modificarse sin contrapesos.
¿Qué sigue? El sector espera que la Sener publique pronto los criterios técnicos que eviten decisiones arbitrarias. Mientras tanto, la sombra de la incertidumbre se alarga sobre inversiones que podrían modernizar el sistema energético mexicano.
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