El ajuste de inversión física de Pemex —el más bajo para enero-julio desde 2008— presiona producción, deuda y aportaciones al erario. Te explicamos qué significan estos conceptos, los números clave y qué ruta podría evitar un 2026 de parches.
El dato que prendió focos en Hacienda y en la industria es frío: Pemex ejerció 149,200 millones de pesos en inversión física de enero a julio, 32.1% menos que un año antes. Es un frenón mayor al que ya traía en el presupuesto y llega justo cuando la empresa prometió, en su Plan Estratégico 2025-2035, estabilizar producción, reducir deuda y depender menos del apoyo fiscal.
El recorte rebasó lo programado. Aun cuando el presupuesto ya anticipaba un ajuste, el recorte real se amplió por la ejecución: 13.2 puntos por encima de lo previsto.
Producción por debajo de la meta. En el mismo periodo, la producción promedio rondó 1.44 millones de barriles diarios, 7.7% abajo del objetivo para el lapso.
Deuda más cara. Pemex destinó 104,300 millones de pesos al pago de intereses entre enero y julio, alrededor de 30% más que el año pasado.
Menos renta petrolera neta. Las ventas petroleras acumularon 526,200 millones de pesos a julio (-16.3% anual). De ese monto, tras transferencias de ida y vuelta con el Gobierno federal, el beneficio neto para el erario fue de 35,600 millones (apenas 6.8% de la renta petrolera).
La “regla de oro” bajo presión. La inversión física del sector público corre el riesgo de quedar por debajo del déficit —el ideal es al revés—, señal de que cada peso de deuda no está respaldado por obra o activos nuevos suficientes.
Inversión física (gasto de capital en activos reales). Es el dinero destinado a obras, equipos e infraestructura que generan capacidad futura: perforación, plataformas, ductos, plantas, mantenimiento mayor y proyectos nuevos. Se diferencia de:
Gasto corriente: nómina, servicios y consumibles del día a día.
Inversión financiera: aportaciones o adquisición de activos financieros (no obra), como participaciones de capital.
Renta petrolera. Ingresos asociados a la explotación de hidrocarburos (ventas, derechos e impuestos ligados), menos los apoyos que el Gobierno devuelve a Pemex.
Déficit público (amplio). Cuando el gasto total del sector público rebasa sus ingresos. La regla de oro sugiere que la inversión sea mayor que el déficit, para que la deuda financie activos productivos y no gasto corriente.
Plan Estratégico 2025-2035. Hoja de ruta de Pemex para elevar reservas, sostener 1.8 MMbd, subir producción de gasolinas (+43%) y diésel (+68%), bajar deuda (-20.8% a 2030) y reordenar la empresa con vehículos de inversión y contratos mixtos.
Menos inversión hoy suele ser menos plataforma mañana. El rezago en exploración y desarrollo pega en campos maduros y retrasa rampas en proyectos nuevos; además, intereses más altos merman caja operativa. En la otra orilla, los ingresos petroleros quedaron por debajo del calendario y el aporte neto al presupuesto federal se achicó, por lo que la política fiscal terminó compensando con recaudación tributaria y recortes en otras partidas.
Mientras Pemex recortó, CFE aumentó 4% su gasto en el semestre por la expansión de generación, transmisión y distribución. Aun así, el gasto conjunto de ambas empresas fue el más bajo desde 2011 para un periodo similar, un síntoma de consolidación fiscal y de la reconfiguración del mapa energético tras la reforma eléctrica.
Operación resorte: soltar la inversión donde sí se vuelve barril
Priorizar inversión que se convierte en producción en <12 meses. Reparaciones mayores, workovers y facilidades en campos con infraestructura lista; contratos de servicios por desempeño con metas mensuales.
Blindar flujo y pagos críticos. Cadenas de suministro (taladros, químicos, barcos) con líneas de factoraje y calendario de actas/estimaciones; evitar paros por caja que cuestan barriles perdidos.
Inventario de proyectos con VAN positivo a $60–65/barril. Re-etiquetar CAPEX a proyectos marginales pero rápidos; posponer “elefantes blancos” sin conexión garantizada.
Descuello en mantenimiento mayor. Paradójicamente, mantenimiento diferido encarece el siguiente trimestre; es mejor concentrar paros, ejecutar y regresar a operación a rendimiento de placa.
Transparencia de metas y tableros públicos. Producción por activo, capex ejecutado vs. programado, días-pozo y costos unitarios; el mercado —y las finanzas públicas— necesitan señal verificable mes a mes.
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