En un mes, Pemex exportó más petróleo a Cuba que en dos años, con pérdidas millonarias y riesgo de sanciones de EE.UU.
En apenas un mes, Pemex exportó a Cuba más de 10 millones de barriles de crudo y 132 millones de litros de gasolina, diésel y turbosina, con un valor superior a 850 millones de dólares. Esta cifra equivale a lo enviado en 2023 y 2024 combinados, y coloca a México en el centro de una tormenta política, financiera y diplomática.
Las operaciones se realizaron a través de Gasolinas del Bienestar S.A. de C.V., filial creada por Pemex en 2022 para manejar exportaciones a Cuba. Sin embargo, auditorías externas revelan que la empresa no tiene empleados, estructura operativa mínima y pérdidas acumuladas por 5,836 millones de pesos. En 2023 reportó pérdidas por 324 millones de dólares y en 2024 apenas una utilidad marginal de 823 mil pesos, lo que confirma que los envíos se hicieron a precio de costo o incluso subsidiados.
El valor de los embarques recientes (16,000 millones de pesos) contrasta con los ingresos reportados: ventas casi iguales al costo, sin margen de ganancia. Esto ha incrementado el endeudamiento interno de Pemex, que ya supera los 106,000 millones de dólares. Analistas advierten que estas operaciones son políticas más que comerciales, con alto riesgo de impago y opacidad en los términos contractuales.
El gobierno de Claudia Sheinbaum defiende los envíos como “apoyo humanitario”, pero Washington los ve como una violación al embargo contra Cuba. El Secretario de Estado, Marco Rubio, advirtió que México podría enfrentar sanciones financieras si Pemex utiliza bancos estadounidenses para estas transacciones, bajo la Ley Helms-Burton. En 2023, el Eximbank ya canceló un crédito de 800 millones de dólares a Pemex por envíos previos a la isla, lo que muestra que el riesgo es real.
Mientras Estados Unidos endurece sanciones a Cuba, México refuerza su papel como proveedor energético de la isla, en un momento en que Venezuela redujo sus envíos. Para algunos analistas, esto es parte de una estrategia de diplomacia energética Sur-Sur, pero para otros, es una apuesta costosa que erosiona la relación con Washington y agrava la crisis financiera de Pemex.
Los envíos de Pemex a Cuba son más que un intercambio comercial: son un acto político con implicaciones económicas y diplomáticas. Mientras el gobierno mexicano insiste en la narrativa humanitaria, los números revelan pérdidas millonarias, opacidad y riesgo de sanciones internacionales. La pregunta es: ¿puede Pemex, con una deuda histórica y problemas de liquidez, sostener esta política sin comprometer su estabilidad?
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