32 meses a la baja: Pemex pierde tracción

Con 32 meses consecutivos de caídas anuales —de diciembre de 2022 a julio de 2025—, Pemex enfrenta un bache productivo que cuestiona su promesa de autosuficiencia. Aquí explicamos qué dicen los datos, por qué cayó y qué tendría que ocurrir para frenar la tendencia.

32 meses a la baja: Pemex pierde tracción

La fotografía productiva de Pemex no miente: desde diciembre de 2022 y por 32 meses al hilo, la extracción de crudo reporta caídas anuales. En julio de 2025 el indicador volvió a ceder, confirmando que la promesa de “recuperar plataforma” choca con una realidad operativa que no afloja. Hay menos barriles, y el calendario —con metas exigentes y vencimientos financieros en la mira— no perdona.

Lo que dicen los datos

El arranque del ciclo bajista se registra a finales de 2022, y a lo largo de todo 2023 la producción no logró un mes con crecimiento anual: osciló entre 1.57 y 1.61 millones de barriles diarios, siempre por debajo del mismo mes del año previo. En 2024 la tendencia se acentuó: meses en 1.50–1.54 mbd y cierres que profundizaron la caída. En 2025, lejos de un “rebase” sostenido, Pemex se ha movido en la banda de 1.35–1.37 mbd, con retrocesos anuales de entre –12% y –8% al inicio del año y –7.8% en julio. Más allá del ruido mensual, el trazo es claro: declinación persistente.

Tres explicaciones operativas

1) Campos maduros y declinación natural. El corazón histórico —Ku-Maloob-Zaap, litoral de Tabasco y activos marinospierde presión y productividad. La inyección de inversión y trabajo de campo no ha compensado la declinación de los clusters maduros, mientras que pozos nuevos y reposiciones no alcanzan el volumen perdido.

2) Mezcla de crudos y ventanas de mantenimiento. La intermitencia operativa (paros, diferimientos y mantenimiento) pegó en meses clave. A la vez, el mayor peso de condensados y crudos superligeros no se tradujo en un impulso suficiente al total de crudo; en la estadística, cuando afloran más condensados, puede verse estabilidad en líquidos totales, pero no en crudo estricto.

3) Tracción insuficiente en nuevos proyectos. El plan de crecimiento descansa en contratos y desarrollos que necesitan rampa acelerada (perforar, conectar, levantar producción). Con pozos terminados por debajo de lo requerido y adjudicaciones todavía madurando, el aporte marginal de nuevos campos no compensa la caída base.

Qué tendría que pasar para romper la racha

La estabilización no saldrá de una sola palanca. Se necesitan cuatro movimientos simultáneos: (i) perforación dirigida a oportunidades de reposición real de barriles (no sólo “workovers”), (ii) recuperación secundaria y terciaria donde sea viable para ralentizar declinaciones, (iii) ejecución impecable en ventanas de mantenimiento para reducir diferimientos, y (iv) acelerar la conexión de proyectos con mejores factores de recuperación. A esto se suma un factor de método: medir con nitidez crudo vs. condensados y líquidos totales, para que la evaluación pública de resultados no se diluya con cambios de mezcla.

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