Dolor en el corazón del Golfo: Ku-Maloob-Zaap se desangra y Pemex busca transfusiones privadas

El campo estrella de Pemex produce hoy 542 000 b/d, 38 % menos que en 2018. Con reservas a la baja y accidentes que merman su presión, la petrolera plantea alianzas para evitar la agonía.

Dolor en el corazón del Golfo: Ku-Maloob-Zaap se desangra y Pemex busca transfusiones privadas

La tarde del 12 de febrero de 2025, Víctor Rodríguez Padilla se plantó en Palacio Nacional con un dato que heló la sala: Ku-Maloob-Zaap bombeaba apenas 542 000 barriles diarios. El gigante que en 2018 sostenía el 40 % del crudo mexicano perdió 38 % de su fuerza en solo siete años, un derrumbe acelerado por falta de presión, accidentes y una deuda que asfixia a la petrolera más endeudada del mundo.

De rey midas a paciente crónico

En su pico, KMZ aportaba casi 900 000 b/d gracias a un enjambre de pozos inyectados con nitrógeno para mantener la presión del yacimiento. Pero desde 2021, incendios y explosiones en plataformas clave restaron miles de barriles al día y cobraron vidas. Pemex reconoció en su 20-F ante la SEC que el declive natural y estos incidentes explican el 6,1 % de caída adicional solo en 2024.

Reservas que se evaporan

El golpe más duro no se ve en la superficie: las reservas probadas del activo pasaron de 1 858 millones de barriles en 2018 a 648 millones en 2024, un desmoronamiento de 65 % que lo relegó al tercer lugar del portafolio nacional. Con menos petróleo asegurado, la curva de producción apunta a niveles de hace cuatro décadas, alerta la Agencia Internacional de Energía, que proyecta a México como importador neto hacia 2030.

El parche de los condensados

Para disimular la hemorragia, la administración López Obrador aceleró campos superligeros como Quesqui, cuyas corrientes condensadas fueron reclasificadas como crudo ligero; así ganó unos meses de respiro estadístico. El alivio duró poco: la producción total volvió a caer y se ubica hoy por debajo de 1,5 millones de barriles, mínimo histórico desde el descubrimiento de Cantarell.

El bisturí de Sheinbaum

Consciente de la situación, Claudia Sheinbaum fijó un tope de 1,8 millones de barriles diarios para su sexenio, renunciando a la meta de 2,5 mbd de su antecesor. Su nuevo director plantea 12 proyectos estratégicos —entre ellos Maloob— que deberían aportar 61 % de la producción futura, apoyados en alianzas con privados para cubrir la falta de capital público.

¿Basta con inyectar dinero?

Analistas como Ramsés Pech advierten que sin inyección de nitrógeno suficiente y pozos de refuerzo, la curva de declive seguirá; además, extraer crudo pesado de baja calidad rinde menos en refinerías saturadas. Con 57 % de su presupuesto de inversión ya ejecutado en el primer trimestre de 2025, Pemex tiene poco margen para maniobrar.

Un reloj que cuenta hacia cero

Mientras proveedores amenazan con suspender servicios por pagos atrasados de 20 000 millones de dólares, el complejo Ku-Maloob-Zaap agoniza. Si las alianzas no llegan a tiempo —y el nitrógeno tampoco—, México podría revivir el fantasma de Cantarell: un gigante que se apagó dejando al país sin su principal fuente de ingresos petroleros.

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