
La petrolera cerró 11 contratos mixtos con empresas privadas para sumar barriles en el corto plazo y destrabó una licitación para reactivar 400 pozos. Te explicamos qué se firmó, cuánto aportará y qué sigue en 2025–2026.
La instrucción fue clara: acelerar barriles sin cargar toda la cuenta al erario. Pemex firmó 11 contratos mixtos con privados y activó una licitación para levantar 400 pozos cerrados con el objetivo de sumar 13 mil barriles diarios en el muy corto plazo. Es el primer paquete dentro de una estrategia que combina capital externo, ejecución compartida y metas medibles para frenar la caída productiva.
Los 11 contratos mixtos forman la etapa inicial de un programa mayor. La petrolera, además, lanzó un proceso para reactivar pozos que hoy están fuera de operación, con metas de incorporación en 2025. En paralelo, el portafolio total identificado por Pemex alcanza 21 esquemas mixtos que, en su punto máximo, podrían sumar hasta 450 mil barriles diarios hacia la próxima década, alrededor de una cuarta parte de la producción nacional esperada a 2033. Para 2026, el plan traza un aporte de ~92 mil barriles diarios sólo por la vía de contratos mixtos.
No son licencias ni “farmouts” tal cual los de 2015: son esquemas de coinversión y ejecución donde Pemex mantiene el control operativo y remunera al socio por desempeño y volumen, bajo reglas de contenido nacional, plazos y entregables. La curva de arranque depende de tres factores:
Rampa operativa (permisos, cuadrillas, equipos y logística);
Calidad de los pozos reactivados (declinación, trabajos de reparación, facilidades);
Disciplina de pagos y gobernanza del proyecto (para evitar paros por flujo de caja).
El candado para acelerar es convertir compromisos en pozos intervenidos, conectados y produciendo en meses, no en años.
El paquete abarca activos marinos y terrestres. Entre los nombres que aparecen en la cartera ampliada están Tlatiltok-Sejkan, Macuil-Paki, Arenque, Kayab-Pit-Utsil, Xikin, Tetl, Tlacame, Ayatsil, Casquete de gas Akal, Tupilco, Miquetla, Sini-Caparroso, Macavil, Cuervito, Madrefil-Bellota, Panúco, Agua Fría, Tamaulipas-Constituciones, Exploratus, Cratos y Nobilis-Maximino. La mezcla busca rápida incorporación (pozos que ya cuentan con infraestructura) y proyectos de mayor complejidad con rampa a mediano plazo.
El Gobierno marcó una ruta para que los primeros barriles se sientan en 2025–2026: reactivar 400 pozos, estabilizar producción base y escalar los 21 esquemas. El mayor riesgo no es geológico: está en la ejecución (tiempos de obra, equipos, mantenimiento), la gestión contractual y la oportunidad de pagos a contratistas. Si Pemex sostiene la disciplina operativa y el flujo financiero del programa, los 11 contratos serán sólo la puerta de entrada a una nueva forma de invertir en campos maduros y semidesarrollados. Si no, el aporte quedará por debajo de lo esperado y la plataforma seguirá presionada.
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