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Operativo nacional Profeco–ASEA: clausuras, denuncias penales y la nueva era del cumplimiento en gasolineras

Profeco y ASEA han verificado 202 gasolineras en 29 estados, inmovilizado 756 instrumentos, clausurado 147 estaciones y presentado 39 denuncias penales y 4 ambientales. Te explicamos qué revisan, cómo se relaciona con NOM-005, NOM-016, SASISOPA y volumétricos del SAT, y qué significa este operativo para dueños de estaciones, distribuidores y consumidores.

Operativo nacional Profeco–ASEA: clausuras, denuncias penales y la nueva era del cumplimiento en gasolineras

El operativo extraordinario de verificación a gasolineras dejó de ser un anuncio aislado para convertirse en una política sostenida de presión regulatoria. En el último corte, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) reportan 202 estaciones de servicio verificadas en 29 estados, 756 instrumentos de medición inmovilizados, 147 estaciones clausuradas temporalmente, 39 denuncias penales presentadas ante la Fiscalía General de la República (FGR) y cuatro denuncias de carácter ambiental promovidas por ASEA.

Las cifras marcan un punto de inflexión: el mensaje ya no es sólo “no des litros incompletos”, sino que el Estado está dispuesto a escalar a nivel penal y ambiental cualquier incumplimiento grave, cruzando facultades de defensa del consumidor, seguridad industrial, protección ambiental y fiscalización energética.

Qué están revisando realmente Profeco y ASEA en las gasolineras

El operativo extraordinario se enmarca en la Estrategia Nacional para Promover la Estabilización del Precio de la Gasolina, coordinada desde la Presidencia y ejecutada por Profeco y ASEA. Detrás de cada visita hay dos componentes distintos, pero complementarios.

Por un lado, Profeco concentra su revisión en:

  • Que las máquinas despachadoras midan correctamente, es decir, que el volumen entregado coincida con el volumen pagado.

  • La integridad de sellos, software de dispensarios, bitácoras de mantenimiento y registros de calibración.

  • La detección de alteraciones en los sistemas electrónicos que permitan “rasurar” mililitros por cada 20 litros despachados, así como discrepancias entre lo que reporta el dispensario y lo que registran los sistemas volumétricos.

Por otro lado, ASEA revisa la columna vertebral del cumplimiento ambiental y de seguridad industrial:

  • Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA) y Licencias Ambientales Únicas vigentes.

  • Condiciones de almacenamiento, sistemas de recuperación de vapores, integridad de tanques y líneas, planes de respuesta a emergencias y controles de derrames.

  • El alineamiento de la estación con su SASISOPA, el sistema de administración de seguridad industrial, seguridad operativa y protección al ambiente que es obligatorio para permisionarios de expendio de petrolíferos.

En la práctica, esto significa que una estación puede ser sancionada por “litros incompletos”, pero también por no tener en regla sus resolutivos ambientales o por incumplir con la operación segura de sus instalaciones.

De la bomba al expediente: NOM-005, NOM-016, SAT y la trazabilidad digital

El operativo Profeco–ASEA no ocurre en el vacío; está montado sobre un andamiaje normativo y fiscal más robusto que hace una década.

  • NOM-005-ASEA-2016 establece los requisitos de diseño, construcción, operación y mantenimiento de las estaciones de servicio de petrolíferos. Ahí se define cómo deben instalarse y operar tanques, dispensarios, sistemas de ventilación, dispositivos de seguridad y procedimientos para prevenir fugas, incendios y explosiones. Una estación con equipos improvisados, mantenimiento deficiente o procedimientos inexistentes está casi destinada a fallar una visita de ASEA.

  • NOM-016-CRE-2016 fija las especificaciones de calidad para gasolinas y diésel. Aunque la CRE fue sustituida por la CNE en el nuevo esquema regulatorio, la lógica técnica sigue vigente: el combustible que se vende al consumidor debe cumplir parámetros de azufre, octanaje, presión de vapor y otros indicadores de desempeño. Los operativos de campo son una oportunidad para revisar consistencia entre producto facturado, producto almacenado y producto despachado.

  • Volumétricos del SAT: desde la reforma fiscal que fortaleció el control sobre hidrocarburos, las estaciones tienen la obligación de reportar electrónicamente al SAT los volúmenes que reciben y despachan. Cualquier desfase sistemático entre los datos de volumétricos, las lecturas físicas y la venta al público puede revelar prácticas ilícitas, desde robo hormiga hasta esquemas de evasión fiscal.

La combinación de estos tres pilares –NOM-005, NOM-016 y volumétricos– dibuja un escenario en el que la estación deja de ser sólo una bomba y un tanque, para convertirse en un activo regulado digitalmente, con trazabilidad completa de volúmenes y riesgos operativos.

Lo que significan 756 instrumentos inmovilizados y 147 estaciones clausuradas

Las cifras del operativo son más que un recuento de sellos de clausura: son un termómetro de la brecha entre lo que exige la regulación y lo que muchas estaciones han implementado.

Cuando Profeco reporta 756 instrumentos inmovilizados, está hablando de bombas despachadoras que:

  • No pasan pruebas de volumetría.

  • Tienen inconsistencias entre la información mostrada al usuario, los registros internos y los reportes enviados a la autoridad.

  • Presentan fallas en bitácoras, baterías de respaldo o integridad del equipo.

La clausura de 147 estaciones implica una suspensión temporal que puede durar días o semanas, con efectos directos sobre la liquidez del negocio: pérdida de ventas, riesgo de fuga de clientes hacia la competencia y costos adicionales para regularizar documentación, calibrar equipos, corregir instalaciones y atender inspecciones de seguimiento.

Las 39 denuncias penales ante la FGR ya no se limitan a infracciones administrativas; abren la puerta a investigaciones por posibles delitos vinculados con la venta fraudulenta de combustible o con el manejo ilegal de hidrocarburos. Y las cuatro denuncias ambientales presentadas por ASEA apuntan a casos donde el riesgo trasciende lo económico y toca directamente la protección del entorno y de las comunidades cercanas.

Impacto diferenciado: dueños de estaciones, transportistas, distribuidores, consumidores e industria

El operativo tiene efectos en toda la cadena de valor de los petrolíferos:

Dueños de estaciones de servicio
Los permisionarios enfrentan un cambio de paradigma: ya no basta con “pasar” la visita de Profeco cada cierto tiempo. Ahora deben demostrar que su estación opera como un sistema integral de cumplimiento, con:

  • Equipos calibrados y certificados.

  • Documentación ambiental y de seguridad actualizada.

  • Sistemas volumétricos alineados con facturación y reportes al SAT.

  • Personal capacitado para responder a inspecciones técnicas y regulatorias.

Una clausura en 2025 no sólo es un golpe de caja; también afecta la reputación ante bancos, aseguradoras y socios comerciales que monitorean cada vez más los riesgos ESG.

Transportistas y distribuidores
Las empresas de transporte y distribución de combustibles quedan bajo un reflector indirecto. Las trazas de volumen desde terminales, autotanques y pipas hasta la estación son cada vez más fáciles de reconstruir con herramientas digitales. Un patrón recurrente de diferencias entre lo entregado y lo vendido puede derivar en auditorías profundas y, eventualmente, en investigaciones de mayor alcance.

Consumidores
Los automovilistas tienden a ver estos operativos como una buena noticia: hay más probabilidades de recibir litros completos y de que las estaciones cumplan con condiciones mínimas de seguridad. Sin embargo, el cierre de estaciones en ciertas zonas puede generar microdesabastos temporales o mayores tiempos de traslado para cargar combustible.

Industria y grandes usuarios
Las empresas que operan flotillas, maquinaria pesada o servicios logísticos intensivos en combustible están empezando a incorporar el riesgo regulatorio de sus proveedores de combustible en sus propios modelos de gestión. Una estación clausurada o investigada penalmente es un eslabón débil en la cadena de suministro y puede derivar en interrupciones operativas, pérdida de trazabilidad y exposición reputacional.

Del operativo reactivo al cumplimiento estratégico: tiempo de reconfigurar la estación

Para el sector gasolinero, el operativo Profeco–ASEA funciona como una radiografía incómoda, pero necesaria. Pone en evidencia un mapa de estaciones que todavía operan con:

  • SASISOPA incompletos o vistos como un mero trámite.

  • Equipos que no han sido modernizados a la velocidad que exigen las NOM.

  • Sistemas de información fragmentados entre contabilidad, operación y cumplimiento fiscal.

El mensaje de fondo es que el modelo de estación de servicio “analógica” se está agotando. La dirección de viaje es clara:

  • Monitoreo en tiempo casi real de volúmenes y parámetros de operación.

  • Planes de mantenimiento predictivo que reduzcan fallas en dispensarios y sistemas de seguridad.

  • Auditorías internas periódicas alineadas a NOM-005, NOM-016, SASISOPA y volumétricos antes de que llegue la autoridad.

  • Integración de indicadores de cumplimiento en las conversaciones con bancos, aseguradoras y socios comerciales.

En la medida en que la política energética mexicana combina control de precios, vigilancia fiscal y nuevas atribuciones regulatorias, las estaciones que inviertan temprano en cumplimiento digital tendrán una ventaja competitiva evidente frente a quienes reaccionen sólo cuando aparece la brigada de inspección.

Cómo convertir un operativo de riesgo en una oportunidad con EnergiA

La ola de verificaciones nacionales mostró algo que muchos permisionarios sabían, pero no siempre habían cuantificado: el riesgo regulatorio ya es tan relevante como el riesgo de mercado.

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EnergiA te permite:

  • Generar auditorías preventivas antes de una visita de Profeco o ASEA.

  • Identificar equipos, procedimientos y documentos críticos que podrían derivar en inmovilizaciones o clausuras.

  • Simular el impacto financiero de una suspensión temporal y priorizar inversiones en cumplimiento.

En un entorno donde 202 estaciones ya han sido verificadas, 756 instrumentos inmovilizados y 147 gasolineras clausuradas, la diferencia entre seguir operando o enfrentar una denuncia penal puede estar en cómo gestionas tu riesgo regulatorio día a día.


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