
Desmenuzamos el Paquete 2026 desde la lupa del IMCO: recortes en el gasto total chocan con las metas de expansión de Pemex y CFE. Qué números importan, dónde aprieta la ejecución y qué debería corregir el Congreso.
El diagnóstico del IMCO llega sin vaselina: CFE y Pemex enfrentarán 2026 con más inversión programable, pero con menos dinero total para operar, atender pasivos y absorber desviaciones. CFE pasaría de 945.6 a 901.4 mil millones de pesos en gasto total (-7.9% real), mientras que Pemex bajaría de 1.43 a 1.17 billones (-21% real). El matiz es clave: sube la inversión “para producir”, pero se achica la cobija del gasto no programable (deuda y obligaciones), justo la que amortigua imprevistos. En ese contexto, un traspié operativo —paros, retrasos, declinación no contenida— pega más fuerte.
La petrolera quiere elevar la producción hacia 1.8 mbd, al tiempo que sostiene refinación. El 2026 sería, además, el último año con aportaciones directas del Gobierno, según su plan. Pero con gasto total a la baja, la ejecución tendrá que ser quirúrgica: capex donde rinde (pozos con retorno inmediato, facilidades de producción que sumen barriles comerciales), refinerías sin paros y disciplina de pagos para que la cadena de suministro no se rompa. El vehículo de inversión administrado por Banobras ayuda a despresurizar proveedores y fondear proyectos, pero no sustituye el reto de caja si el precio de la mezcla se mueve a la baja o la plataforma no cuadra.
Lo a vigilar en Pemex, mes a mes
Producción comercial vs. meta y aportación real de campos prioritarios.
Utilidad de refinación (Dos Bocas/Deer Park) y su efecto en importaciones de combustibles.
Ciclo de pagos a contratistas: días de cuentas por pagar y liberación de estimaciones.
Capex ejecutado/comprometido en exploración y producción.
La empresa pública eleva inversión; aun así, el gasto total cae. El problema es de timing: el plan 2025–2030 presume 163.5 mil mdp en transmisión (275 líneas y 524 subestaciones), pero en 2026 solo se etiquetan 10.3 mil mdp para esos proyectos, cuando la necesidad anual para expandir redes ronda 27.3 mil mdp. Con nearshoring, calor extremo y nuevos centros de datos, las reservas operativas y los cuellos de botella no esperan al siguiente sexenio. La Fibra E de CFE Capital puede acercar recursos, pero hay que acelerar licitaciones, servidumbres y construcción ya.
Lo a vigilar en CFE, trimestre a trimestre
Obras de transmisión efectivamente licitadas y con frente abierto (no solo anuncios).
SAIDI/SAIFI en corredores industriales (duración y frecuencia de interrupciones).
Márgenes de reserva en picos de demanda y congestiones resueltas.
Integración de renovables sin frenar interconexiones por falta de red.
Con supuestos de precio y plataforma finitos, cada desviación duele. Un choque de ±5 dólares por barril o ±50 mil barriles/día puede mover decenas de miles de millones en caja pública y en la de las empresas. Si a eso se suma una red subinvertida y paros no programados, el 2026 se vuelve una carrera contra el reloj. Aquí no hay espacio para improvisar: mantenimiento en fecha, logística afinada y ejecución sin retrasos.
Blindaje de transmisión: subir la asignación 2026 a un piso cercano a la necesidad anual (≈27 mmdp), con cartera priorizada por criticidad y congestión.
Capex con reglas de hierro: cada peso en Pemex debe traducirse en barril comercial; nada que no mueva aguja en producción o confiabilidad.
Tablero público de avance (mensual): obras, pagos, hitos, riesgos y correcciones; sin opacidad no hay confianza ni ejecución.
Gatillos de ajuste: bandas para estímulos a combustibles y protocolos de recorte si el precio del crudo o la plataforma se desvían.
Protección a la cadena de proveedores: calendario de pagos obligatorio y penalizaciones simétricas por incumplimiento público o privado.
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