
Radiografiamos el Paquete 2026 desde la lupa del IMCO: sube el gasto “para producir”, pero baja el dinero total disponible. Qué significa para refinación, transmisión y la deuda.
El mensaje del IMCO es incómodo y directo: en 2026, Pemex y CFE tendrán más inversión, pero menos dinero total para operar, pagar y resistir choques. La narrativa oficial presume “apoyo histórico”; los números dicen otra cosa: sube el gasto programable, cae el no programable (servicio de deuda y otras obligaciones) y, en el agregado, el pastel se achica. ¿Traducción? Menos colchón para errores y menos margen si la operación se complica.
Para Pemex, el presupuesto empuja inversión física y caja operativa con el objetivo de sacar barriles y sostener refinación. Pero el gasto total cae porque disminuye de forma importante el componente financiero y obligaciones asociadas. Resultado: la empresa tendrá que ejecutar quirúrgicamente: perforar donde rinde, acelerar reparación mayor, priorizar facilidades de producción y mantener refinerías sin paros. Cualquier tropezón (declinación no contenida, fallas logísticas, retrasos de obra) pega más fuerte cuando la cobija es corta.
Claves a seguir en Pemex 2026
Producción comercial contra meta de 1.79 mbd (promedio anual).
Aportación real de Dos Bocas y Deer Park al margen de refinación y a la balanza de importaciones.
Calendarios de pago a proveedores y días de cuentas por pagar: sin cadena de suministro, no hay barril.
Capex ejecutado vs. programado en exploración y producción: cada peso debe traducirse en barriles.
En CFE, sube la inversión programable; sin embargo, el gasto total también baja. Con una demanda eléctrica que crece por nearshoring, calor extremo y data centers, el riesgo es claro: si transmisión y distribución no aceleran, el sistema seguirá operando al límite en horas pico. La brecha entre lo que se necesita para reforzar líneas y subestaciones y lo que realmente se etiqueta no se cierra sola.
Claves a seguir en CFE 2026
Obras de transmisión efectivamente licitadas y en construcción (no solo anunciadas).
SAIDI/SAIFI en zonas industriales: duración y frecuencia de interrupciones.
Capacidad disponible para nuevas cargas (centros de datos, electromovilidad, parques logísticos).
Avance de proyectos estatales prioritarios (norte y Bajío), donde los cuellos de botella pegan primero.
El marco 2026 descansa en 54.9 dólares por barril para la mezcla mexicana y plataforma de 1.79 mbd. Con menos exportación y enfoque a consumo interno, cada desviación duele: ±1 dólar en el precio o ±50 mil barriles pueden mover decenas de miles de millones en la caja pública y en la de Pemex. No hay espacio para improvisar: mantenimiento en fecha, logística afinada y disciplina en refinerías.
Regla pública de estímulos a combustibles: activar/desactivar con bandas de precio y tipo de cambio para no desfondar IEPS ni encender la inflación.
Bitácora mensual obligatoria (Pemex/CFE/Hacienda): supuestos vs realidad, desviaciones y correcciones.
Prioridad quirúrgica: transmisión y subtransmisión donde la demanda crece; pozos y facilidades con retorno inmediato; nada que no sume barriles o megavatios útiles.
Pagos y obra sin sorpresas: calendario con proveedores y penalizaciones simétricas. Sin cadena, no hay metas.
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