La reciente reforma de simplificación orgánica aprobada por el Congreso plantea riesgos significativos para la evaluación y medición de las políticas sociales en México. El CONEVAL, pieza clave en el combate a la pobreza y la transparencia, advierte que fragmentar sus funciones afectará la efectividad de programas y políticas. Este es un llamado urgente a la reflexión y al diálogo para proteger los derechos sociales y asegurar un México más justo
Ciudad de México. La reciente aprobación del dictamen de simplificación orgánica sigue dando de qué hablar, y esta vez, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) ha expresado su postura. Con décadas de experiencia evaluando las políticas sociales del país, el organismo advierte sobre los riesgos de diluir sus funciones, un escenario que podría impactar directamente en la medición de la pobreza y en la efectividad de las políticas públicas.
Esta no es la primera institución clave que se ve afectada por la reforma. Ya lo vimos con el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), cuya extinción ha causado incertidumbre en los sectores de telecomunicaciones y radiodifusión. Similar a lo expresado por la COFECE, el CONEVAL destaca que su autonomía y especialización han sido fundamentales para generar diagnósticos precisos y recomendaciones que han beneficiado directamente a millones de mexicanos.
Conoce más sobre el impacto de estas reformas en nuestro análisis sobre la extinción del IFT y el posicionamiento de la COFECE frente a los cambios. Estas instituciones han dejado claro que el diseño institucional no es un lujo, es una necesidad para garantizar la transparencia y la eficiencia.
El CONEVAL ha sido un referente internacional por su metodología multidimensional para medir la pobreza. Este modelo no solo considera ingresos, también analiza aspectos como acceso a servicios básicos, educación y salud. Sin embargo, con la reforma aprobada, se busca transferir sus funciones al INEGI, lo que, según el Consejo, podría fragmentar la evaluación y generar inconsistencias.
Destaco que este cambio podría afectar el diseño de programas sociales efectivos. Similar al impacto de la desaparición del IFT en los mercados de telecomunicaciones, la fragmentación de funciones podría tener un costo elevado en términos de transparencia y efectividad.
Una de las justificaciones de la reforma ha sido la reducción de costos. Sin embargo, el CONEVAL señala que ya opera bajo un modelo austero: su presupuesto representa apenas 90 pesos por cada millón de pesos destinado al gasto social. Pese a sus limitaciones presupuestales, el Consejo ha demostrado ser altamente eficiente, generando información que optimiza la asignación de recursos y asegura que lleguen a quienes más lo necesitan.
En este punto, es inevitable recordar lo que expresó la COFECE en su posicionamiento: mantener las herramientas adecuadas para garantizar la competencia económica es clave, tal como lo es para el CONEVAL preservar los recursos necesarios para medir y evaluar de manera efectiva las políticas sociales.
El CONEVAL, al igual que el IFT y la COFECE, ha pedido abrir un espacio de diálogo para discutir los riesgos y oportunidades de esta reforma. En un comunicado, el Consejo subrayó que está listo para colaborar con datos, diagnósticos y propuestas que fortalezcan la política social en México.
Reiterando su compromiso de seguir trabajando mientras la reforma entra en vigor.
La simplificación orgánica está redefiniendo el panorama institucional en México. Desde la extinción del IFT, pasando por los cambios en la COFECE, hasta la incertidumbre que enfrenta el CONEVAL, estas transformaciones tienen un denominador común: el reto de mantener la efectividad y transparencia en un entorno de cambio.
Para entender mejor el impacto de estas decisiones, consulta nuestros análisis sobre la extinción del IFT y el posicionamiento de la COFECE. Cada uno de estos casos ofrece una perspectiva única sobre lo que está en juego.
¿Será esta reforma un avance o un retroceso para México? El futuro de las instituciones como el CONEVAL, la COFECE y el IFT está en el aire, pero su legado y los beneficios que han aportado no deben ser ignorados. Es momento de reflexionar sobre cómo garantizar que estas transformaciones realmente beneficien a quienes más lo necesitan.
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