Balizado obligatorio: ¿Cambio positivo o reto logístico?

Descubre cómo la nueva regulación del balizado para transportistas promete mejorar la seguridad en carreteras, enfrentando retos y generando debates en la industria.

Balizado obligatorio: ¿Cambio positivo o reto logístico?

En las entrañas de las carreteras mexicanas, donde el ruido de los motores se mezcla con el peligro latente de la inseguridad, surge una nueva medida que busca marcar un antes y un después: el balizado obligatorio para vehículos de autotransporte federal. Esta regulación, propuesta por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) y respaldada por cifras alarmantes, promete mejorar la seguridad de los transportistas y combatir los robos, pero no sin generar inquietudes en los distintos actores del sector. ¿Será esta medida la llave que abra la puerta a un transporte más seguro o un nuevo obstáculo en el ya complicado camino del autotransporte?

El problema de fondo: Robos y violencia en las carreteras

El panorama actual de las carreteras federales es desolador. En 2023, el robo a transportistas alcanzó cifras históricas, con más de 9,182 incidentes reportados y un promedio de 25 robos diarios. Detrás de cada cifra hay historias de conductores que arriesgan su vida, mercancías de alto valor que desaparecen y empresas que enfrentan pérdidas millonarias.

Además, la violencia no es un simple efecto secundario: ha crecido exponencialmente. Tan solo en 2023, los ataques a operadores costaron más de 101 millones de pesos y dejaron un saldo de decenas de conductores asesinados. Esto ha generado un déficit de trabajadores en el sector, pues muchos prefieren no arriesgarse a cruzar estas rutas peligrosas.

El balizado: Una apuesta por la seguridad

Ante este panorama, la SICT ha propuesto un mecanismo que promete hacerle frente al problema: el balizado obligatorio. Esta medida consiste en identificar visiblemente los vehículos mediante códigos únicos que faciliten su localización en caso de robo o incidente delictivo. En teoría, el balizado permitirá a las autoridades actuar más rápido, incluso mediante monitoreo aéreo, y dará un respiro al sector al reducir pérdidas económicas y riesgos para los conductores.

Costo vs. beneficio El balizado, cuyo costo promedio es de $250 por vehículo, afectará al 40% del parque vehicular federal, es decir, a más de 316,000 unidades. Aunque este costo puede parecer elevado, se compara favorablemente con las pérdidas promedio de hasta $7 millones por robo de productos de alto valor. Según estimaciones de la SICT, la medida podría generar beneficios económicos superiores a los $51,930 millones anuales, una cifra que no solo aliviaría los bolsillos de las empresas, sino que también incrementaría la competitividad del sector.

Voces a favor y en contra

Como en todo cambio regulatorio, las opiniones están divididas. Mientras que asociaciones como la CANACAR y la ANTP reconocen los beneficios de la medida, también señalan áreas de oportunidad:

  • Ampliación del plazo: La ANTP solicita 180 días en lugar de 90 para implementar el balizado, considerando las complejidades logísticas y económicas.
  • Claridad técnica: La CANAPAT pide ajustes en el anexo técnico para incluir adaptaciones específicas a diferentes tipos de vehículos, como lowboys y tractocamiones con deflectores.
  • Impacto en la industria automotriz: La AMDA critica la falta de análisis profundo sobre el impacto regulatorio y advierte que la medida podría afectar la comercialización de vehículos.

El reto de la implementación

Aunque la propuesta parece sólida sobre el papel, su éxito dependerá de cómo se implemente en la práctica. Aspectos como la supervisión, la capacitación de permisionarios y la claridad en los lineamientos serán claves para evitar que esta regulación se convierta en un dolor de cabeza más para la industria.

Por otro lado, la consulta pública ha dejado un precedente positivo: las observaciones de cámaras y asociaciones fueron consideradas, lo que demuestra una apertura al diálogo por parte de la SICT.

¿Un futuro más seguro?

El balizado obligatorio se presenta como una apuesta ambiciosa para combatir la inseguridad en las carreteras mexicanas. Sin embargo, su implementación efectiva requerirá coordinación entre autoridades, permisionarios y actores clave del sector. Si se logra superar los retos iniciales, esta medida podría convertirse en un ejemplo de cómo la regulación puede transformar positivamente una industria. Al final del día, lo que está en juego no solo es la seguridad de los transportistas, sino también la de millones de mexicanos que dependen de un sistema logístico eficiente y confiable.

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