Miguel Ángel Yunes Márquez, ex panista, se afilia a Morena en medio de acusaciones de lavado de dinero y críticas internas. ¿Es este movimiento una jugada maestra o un riesgo para la coalición morenista? Descúbrelo aquí.
Miguel Ángel Yunes Márquez, el ex panista que hace unos meses fue el voto decisivo para que Morena y sus aliados lograran la mayoría calificada en el Senado, ha formalizado su afiliación al partido guinda. Pero este movimiento no ha sido bien recibido por todos, especialmente por Rocío Nahle, gobernadora de Veracruz y una de las figuras más fuertes de Morena en el estado. Nahle no solo ha pedido que se le cierren las puertas a Yunes, sino que también lo ha acusado de estar involucrado en lavado de dinero y otros delitos.
El pasado lunes, Yunes Márquez, escoltado por Adán Augusto López Hernández, líder de la Junta de Coordinación Política, y Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, recibió su credencial de Morena en un acto que muchos han calificado como una jugada política calculada. “Me siento en casa”, dijo Yunes, con una sonrisa que no todos compartieron.
Yunes no es cualquier senador. Fue su voto el que permitió a Morena aprobar la reforma al Poder Judicial, una de las iniciativas más polémicas de los últimos años. Sin embargo, su pasado en el PAN y las acusaciones en su contra lo convierten en una figura controvertida. ¿Es Yunes un aliado estratégico o un caballo de Troya dentro de Morena?
Rocío Nahle no se ha mordido la lengua. La gobernadora de Veracruz ha enviado una solicitud formal a Luisa María Alcalde, dirigente nacional de Morena, pidiendo que no se acredite la afiliación de Yunes. “Los militantes de Veracruz merecen respeto”, dijo Nahle, quien asegura tener pruebas de los supuestos delitos de Yunes.
Además, Yunes no solo ha sido acusado de delitos financieros, sino que también ha sido criticado por su oportunismo político. Después de abandonar el PAN, donde fue expulsado por apoyar a Morena desde el inicio de la legislatura, Yunes ha sido cobijado por el partido guinda. Hoy, es presidente de la Comisión de Hacienda en el Senado, un puesto clave que le da mucho poder dentro de la coalición.
Pero por otro lado, figuras como Rocío Nahle y otros militantes morenistas ven en Yunes una amenaza a la integridad del partido. “No representa a nuestro movimiento”, aseguró Nahle, quien ha prometido luchar para que Yunes no sea aceptado.
Sin embargo, no todos están dispuestos a seguir el mismo camino. Javier Corral, exgobernador de Chihuahua y expanista, ha dejado claro que no se afiliará a Morena. “Ya di mi cuota de dosis de disciplina partidista”, dijo Corral, quien prefiere mantenerse como un senador independiente.
Movimiento Ciudadano y el PAN no han tardado en criticar lo que consideran un uso inmoral de las instalaciones del Senado para afiliar a nuevos militantes. “El Senado merece respeto y se lo faltan cotidianamente”, dijo Clemente Castañeda, líder de Movimiento Ciudadano.
Por su parte, Ricardo Anaya, del PAN, ha calificado el proceso como una “absoluta falta de respeto”. “El país está de cabeza y estos señores están jugando a las credenciales”, dijo Anaya, en un claro mensaje a Morena.
Lo que está claro es que la llegada de Yunes a Morena no ha pasado desapercibida. ¿Será este el inicio de una nueva era para Morena o el principio de su fin? Solo el tiempo lo dirá.
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