Tamaulipas pone en marcha siete nuevos parques eólicos y nueve subestaciones que estarán listas en 2026, con una línea de transmisión clave para evacuar renovables y reducir apagones más de 50%.
Tamaulipas metió el pie en el acelerador de la transición energética: además de siete nuevos parques eólicos en la zona centro y norte del estado, el gobierno anunció nueve subestaciones eléctricas que estarán listas en verano de 2026 para bajar más de 50% los apagones respecto de 2024 y darle salida a la generación renovable que hoy topa con la red. Las obras, que forman parte del programa federal de expansión anunciado por la presidenta Claudia Sheinbaum, se concentrarán en Tampico, Ciudad Victoria, Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo; en paralelo se reactiva la línea de transmisión Huasteca–Nuevo León, pieza clave para evacuar la energía eólica local hacia los grandes centros de consumo del noreste.
El estado, segundo lugar nacional en generación eólica, proyecta siete parques adicionales que se sumarán a los 13 ya operando en Llera, Güémez y Reynosa. Con 1,722 MW instalados y 5,400 GWh anuales generados en 2024, la administración estatal presume que, si se aprovecha todo el potencial, Tamaulipas podría cubrir la demanda eléctrica del país. Entre los proyectos destaca Huizache, de SPIC Zuma, con 800 MW en Villagrán, perfilado para iniciar operación hacia 2028 y considerado el que podría ser el parque eólico más grande de América Latina por capacidad individual.
El flujo de nuevos jugadores es tangible: el gobierno estatal reporta 15 grupos industriales interesados en desarrollar y financiar proyectos, en buena medida atraídos por vientos de clase mundial y por la cadena de proveeduría que ya opera en Matamoros y Reynosa.
La construcción de nueve subestaciones —con foco en parques industriales— busca mejorar el suministro a usuarios residenciales y empresas, elevar la confiabilidad y reducir interrupciones con un paquete de sistemas avanzados de gestión de energía. La meta de reducción de apagones es >50% frente a 2024, con impacto directo en la competitividad de la frontera y la manufactura exportadora.
Para que la nueva generación no se quede embotellada, el estado empuja la reactivación de la línea Huasteca–Nuevo León (Huasteca–Monterrey), inversión estimada en 3,519 millones de pesos, que corre desde Laguna de Champayán (Tamaulipas) hasta Las Lajas (NL). Este eslabón permitirá descongestionar nodos, elevar transferencias hacia el SIN y abrir espacio para más renovables.
Hoy, Tamaulipas opera 13 parques con 1,722 MW y 5,498–5,400 GWh anuales (variación por fuente y corte estadístico), lo que lo mantiene en el segundo lugar nacional detrás de Oaxaca. La suma de siete parques nuevos —más la infraestructura de transmisión y subestaciones— podría reposicionar al estado como líder a nivel nacional en pocos años si la red acompaña.
El plan estatal conecta con tendencias de mediano plazo: la AMDEE reportó en 2024 que Tamaulipas proyecta hasta 20 nuevos parques hacia 2030, apuntalando un corredor renovable con excedentes para Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí, sujeto a expansión de transmisión.
La ventaja industrial de Tamaulipas es concreta: fabricación de palas en Matamoros y una planta de torres eólicas marinas única en el continente, que exporta a Estados Unidos; esto baja costos logísticos e integra contenido local a nuevos parques. Aun así, el cuello de botella sigue siendo la transmisión, por lo que la puesta a punto de Huasteca–Nuevo León y la entrada en operación de subestaciones será determinante para que la generación no se curta esperando interconexión.
El estado también explora el potencial offshore en el Golfo de México; por ahora, el costo y la complejidad tecnológica frenan su despegue, aunque la experiencia industrial local en torres marinas da una base de aprendizaje para proyectos piloto futuros.
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