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Petroquímica esencial: del etano al polietileno y de la urea al campo (mapa de insumos y riesgos)

Guía para directivos: cómo sincronizar etano, craqueo y polietileno; y cómo asegurar amoniaco-urea en el eje Cosoleacaque–Cangrejera–Morelos. Riesgos de feedstock, importación y seguridad industrial (NOM-019, NOM-004).

Petroquímica esencial: del etano al polietileno y de la urea al campo (mapa de insumos y riesgos)

La petroquímica mexicana no ocurre en abstracto. Tiene coordenadas, ductos, paros programados y un calendario de barcos que deciden si una planta corre a plena carga o apenas se mantiene en “flame out”. En el eje Cosoleacaque–Cangrejera–Morelos se juega, cada semana, el suministro de dos familias de productos que tocan la vida diaria: polietilenos (bolsas, empaques, tubería, films, tapas) y fertilizantes (urea que termina en el campo). Cuando la materia prima falla —sobre todo el etano— la fábrica de México se encoge; cuando llega a tiempo, la cadena respira y los precios se estabilizan. Este artículo condensa la anatomía de esos flujos, los cuellos de botella y las decisiones que un directivo debe tomar antes de que el próximo buque cruce el canal de acceso.

Del gas a la bolsa: anatomía rápida del polietileno

La ruta arranca en el etano. Se separa del gas natural en plantas de procesamiento, viaja por ducto o barco y alimenta craqueadores de etano que producen etileno. Ese etileno se polimeriza en PEAD/HDPE y PEBD/LDPE (además de PEBD-L/LLDPE), que luego se transforman en resinas para conversión. La especificación de resina —densidad, índice de fluidez, aditivos— dicta si será una película soplada para alimentos, un bidón, una tapa o tubería a presión.

El cuello de botella clásico no está en la capacidad de polimerización, sino en la disponibilidad de etano en el momento exacto. Con etano insuficiente, el craqueador opera por debajo del punto de eficiencia —la energía por tonelada sube, la calidad se vuelve más sensible, la tasa de paros y arranques se multiplica— y la hoja de costos deja de cerrar.

Cosoleacaque, Cangrejera y Morelos: un triángulo que decide inventarios

Cangrejera es el corazón de la petroquímica básica: recibe etano y entrega etileno; Morelos toma parte de ese etileno y lo convierte en polietilenos, mientras Cosoleacaque opera como ancla de la cadena de amoniaco-urea. El trazo parece simple sobre el papel; en campo, cada tramo depende de variables que rara vez se mueven solas: la corrida real de gas (y su contenido de líquidos), la presión de ductos, la ventana climática que permite o retrasa atraques, y el estado del parque de compresores. Un día de desviación en cualquiera de esos nodos puede traducirse en dos a tres semanas de efectos cuesta abajo: faltantes de grado, subastas urgentes, prórrogas de entregas y renegociación de primas logísticas.

El riesgo etano: origen, precio y plan B

El etano local compite contra el resto de la molécula de gas: si el sistema prioriza volumen para potencia eléctrica o exportación, el componente de líquidos se vuelve variable y la fracción C2 queda corta. Cuando eso ocurre, la única salida sostenible es el complemento por importación. Aquí entran dos preguntas: ¿de dónde viene y con qué regularidad?

Los cargamentos más competitivos suelen provenir del Golfo de EE. UU., donde la infraestructura de fraccionamiento y exportación permite programar buques ETC/Very Large Ethane Carriers con contratos “time charter” o “COA” (contract of affreightment). Pero el etano no se compra con una regla de tres: hay que alinear slot de atraque, calendario de mantenimiento, capacidad de tanques criogénicos y curva de despacho del craqueador. Un barco que llega horas antes de que baje el tanque no añade seguridad; agrega costo por waiting time y estrés operativo. Un barco que llega tarde obliga a bajar cargas, pierde conversión y encarece cada tonelada de polímero.

De ahí que el verdadero KPI no sea “toneladas importadas”, sino “toneladas con sincronía de proceso”. La diferencia entre ambas métricas explica por qué complejos con la misma lámina de equipo muestran desempeños opuestos.

Polietileno en el mercado: lo que cambia con cada punto de operación

El comprador siente el pulso de la planta en la disponibilidad de grado y en la prima sobre índices internacionales. Cuando el etano está fluido y el cracker mantiene factor de utilización alto y estable, el productor puede ofrecer un portafolio más fino (film, soplado, inyección, rotomoldeo) y premiar la planeación de su cliente con escalados de precio razonables. Si el craqueador entra en ciclos de “stop & go”, la ecuación cambia: se priorizan grados de alta rotación, aparecen subastas relámpago y la prima logística sobre importado crece. Para el transformador, la pregunta no es si pagar menos, sino dónde asegurar continuidad: contratos base con el productor local, ventanas de importación spot y, cada vez más, resinas recicladas de alta pureza para cumplir compromisos de contenido y ESG sin perder desempeño mecánico.

De Cosoleacaque al campo: amoniaco y urea cuando el reloj aprieta

La urea es el puente silencioso entre la petroquímica y la productividad agrícola. En Cosoleacaque, la cadena amoniaco-urea depende de insumos de gas, de la salud de síntesis y de secciones de granulación. Si el balance de gas se estrecha, la urea local pierde tracción y México depende más del mercado internacional, con su propia temporada de volatilidad (hemisferio norte, India, China, sanciones, fletes). El resultado se siente en ventanas de siembra: cuando el precio despega o el producto llega tarde, la dosis cae y el rendimiento por hectárea paga la factura. El desafío no es filosófico; es logístico-financiero: asegurar producto a precio razonable en la semana exacta.

Para mitigar, la industria combina contratos base con traders globales, almacenamiento estratégico y coberturas de flete. En paralelo, un programa de eficiencia energética y confiabilidad en plantas de amoniaco puede ahorrar cientos de miles de dólares por campaña, incluso sin mover una sola tonelada de gas adicional.

Importar bien: el arte de coordinar barcos, tanques y planes de mantenimiento

La importación es un músculo que se entrena. Los mejores resultados vienen de tableros integrados que combinan: pronóstico de demanda por grado, curvas de capacidad de tanque, programas de paro y un motor de optimización que resuelve el rompecabezas de atraques y bombas. Con esa disciplina, la planta decide con días de anticipación si conviene deslizar una orden, chartear un barco adicional o vender excedentes antes de saturar tanques. La métrica que manda es costo total por tonelada útil (incluye energía, variabilidad, demoras y mermas), no el precio FOB aislado.

Seguridad industrial: permisos que valen más que el turno extra

La operación confiable empieza en el sistema de trabajo seguro. Dos referentes obligados en México —que suelen olvidarse justo antes del próximo paro mayor— son las prácticas alineadas con NOM-019 (comisiones de seguridad e higiene, investigación de incidentes y capacitación) y NOM-004 (seguridad en maquinaria y equipo, dispositivos y procedimientos). En petroquímica esto no es burocracia: son barreras vivas que definen si un mantenimiento en caliente sucede sin sorpresas o si una válvula “que casi cierra” evoluciona a evento mayor.

FAQ

¿Por qué el etano es el cuello de botella del polietileno en México?
Porque la eficiencia del craqueador depende de un flujo estable de etano; cuando falta o llega fuera de sincronía, sube el consumo energético por tonelada, caen los factores de utilización y se recorta el portafolio de grados disponibles.

¿Qué diferencia hay entre “importar etano” y “importarlo a tiempo”?
El verdadero KPI es “toneladas con sincronía de proceso”: buque, tanques criogénicos y curva de consumo del cracker deben alinearse; un arribo temprano o tardío aumenta demoras, mermas y costo por tonelada útil.

¿Cómo se asegura la continuidad de la cadena amoniaco–urea?
Combinando contratos base, almacenamiento estratégico y una planeación fina de paros mayores; el objetivo es que el producto esté disponible a precio razonable en la semana exacta de la ventana agrícola.

¿Cuáles son los indicadores que no pueden faltar en el tablero del director?
Factor de utilización del cracker y plantas aguas abajo, mix de grados entregados, inventarios por grado/cliente, costo total por tonelada útil y cumplimiento de mantenimiento con incidentes y “casi accidentes”.

¿Qué papel juegan la NOM-019 y la NOM-004 en paros y arranques?
Son las barreras que evitan eventos mayores: NOM-019 estructura comisiones de seguridad e investigación de incidentes; NOM-004 asegura resguardos, dispositivos y procedimientos en maquinaria y equipo críticos.

¿Cuándo conviene importar resina versus asegurar suministro local?
Cuando la prima logística del importado es menor que el costo de interrupción y el riesgo de calidad; lo óptimo es un portafolio dual: base local + ventanas spot/importado con equivalencias de desempeño.

¿Cómo mitigar la volatilidad de precios de urea para el campo?
Con compras escalonadas, coberturas de flete y acuerdos de entrega que respeten ventanas de siembra; la clave es reducir el riesgo de llegar tarde, más que “adivinar” el precio perfecto.


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