Empresas como Shell, ENI y Diavaz analizan los nuevos contratos mixtos de Pemex, que podrían marcar el regreso de firmas que abandonaron México por falta de rentabilidad. La clave estará en el diseño contractual, la transparencia y la flexibilidad regulatoria.
La Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi) confirmó que empresas privadas están evaluando la oferta de campos presentada por Pemex para los nuevos contratos mixtos de desarrollo. El presidente de Amexhi, Alberto de la Fuente, quien también dirige Shell México, señaló que incluso firmas que abandonaron el país en el sexenio pasado podrían regresar si encuentran un caso de negocio viable.
La evaluación es empresa por empresa, y aunque aún no hay compromisos firmes, el interés es palpable.
Amexhi ha sido clara: el éxito de los contratos mixtos dependerá de reglas claras, diseño contractual sólido y flexibilidad operativa. En un comunicado reciente, la asociación pidió transparencia y competitividad en los procesos, destacando que las alianzas público-privadas pueden detonar inversiones como las que ya han generado 40 mil millones de dólares entre 2016 y 2025.
Expertos como Giorgio Guidi (ENI México) y Alejandra León (S&P Global) coinciden en que “el diablo está en los detalles”. El modelo parece útil para campos pequeños y maduros, pero no necesariamente para exploración en aguas profundas.
Pemex busca revitalizar su producción sin comprometer soberanía, y los contratos mixtos permiten que los privados aporten 100% de la inversión y gastos operativos, mientras la estatal conserva al menos el 40% de participación. Los ingresos se canalizan a través de fideicomisos independientes, lo que garantiza trazabilidad y orden financiero.
Los campos ofertados incluyen áreas como Ixachi, Bakte, Homol, Agua Fría y Cinco Presidentes, con potencial para sumar hasta 450,000 barriles diarios a la producción nacional en 2033.
Firmas como Chevron, ENI, Hokchi, Diavaz y Grupo Carso ya han manifestado interés. De la Fuente considera que el nuevo marco regulatorio podría reabrir la puerta a empresas que se retiraron por falta de rentabilidad. “Si el contrato es sólido, si hay certidumbre, el capital regresa”, afirmó.
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