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Moody’s sube a B1 la nota de Pemex por mayor apoyo del Gobierno

La petrolera logra un doble escalón en su calificación (de B3 a B1) por el respaldo “muy elevado” del Estado. Te explicamos qué cambió, cómo impacta deuda y proveedores, y qué debe ocurrir para otro upgrade.

Moody’s sube a B1 la nota de Pemex por mayor apoyo del Gobierno

Moody’s mejoró la calificación de Pemex de B3 a B1 —todavía en territorio altamente especulativo— al elevar su expectativa de apoyo del Gobierno de “elevado” a “muy elevado”. En cristiano: más red de seguridad soberana, menor riesgo percibido y una ventana para abaratar financiamiento si Pemex ejecuta bien su plan y cierra sus operaciones de manejo de pasivos.

La agencia ancla su decisión en tres movimientos de política financiera que ya están en marcha:

  • Manejo de pasivos con dinero público. El Gobierno colocó Notas Pre-capitalizadas por US$12,000 millones y Pemex lanzó una recompra hasta por US$9,900 millones de bonos con vencimientos 2026-2029. El objetivo es alisar el muro de vencimientos y bajar costo de deuda.

  • Hoja de ruta 2025-2035. El Plan Estratégico coordinado con Hacienda y Energía busca que, a partir de 2027, la empresa cubra sus compromisos sin apoyos extraordinarios, apoyada en contratos mixtos y en un fondo/vehículo con banca de desarrollo para apalancar inversión.

  • Compromiso político explícito. La señal del Ejecutivo —y su traducción en instrumentos financieros— eleva la probabilidad de que Pemex no caiga en impago, aun con presión operativa.

Ojo: B1 no es grado de inversión. Es un peldaño menos riesgoso dentro del espectro “bono basura”. La mejora no borra problemas de fondo, pero compra tiempo y mejora el ángulo de negociación con mercados y bancos.

Qué significa para Pemex, proveedores y mercado

  • Costo de financiamiento. Con mejor nota y apoyo explícito, los spreads podrían comprimir en nuevas emisiones o canjes. Si la recompra reduce papel corto, baja el riesgo de refinanciamiento.

  • Cadena de pagos. Al despresurizar la deuda financiera y etiquetar recursos, mejoran las condiciones para normalizar pagos a contratistas estratégicos y proteger frentes de obra (perforación, logística, mantenimiento).

  • Gobierno y presupuesto. El Paquete Económico 2026 deberá reflejar la ruta de fondeo para apoyar vencimientos mientras Pemex gana tracción operativa; eso ordena expectativas del mercado sobre el rol fiscal.

  • Bancos y sistema. El respaldo a Pemex es crédito-neutral para la banca si se gestiona dentro de límites y con garantías; de lo contrario, puede desplazar financiamiento privado.

Los peros que siguen ahí

Moody’s es clara: persisten desafíos estructurales. La agencia anticipa flujo de caja libre negativo en los próximos 12-18 meses por menor generación operativa y capex/servicio de deuda aún altos. También pesan rezagos en producción y cuellos en refinación. Cualquier baja de la nota soberana o señales de menor apoyo serían gatillos de reversa.

¿Qué tendría que pasar para otro upgrade?

  • Ejecución, no promesas. Cierre ordenado de la recompra, perfil de vencimientos más holgado y ahorros medibles en intereses.

  • Operación que respire. Estabilizar producción con declinos contenidos y mejorar rendimientos en proceso/venta de petrolíferos.

  • Caja que alcance. Avanzar hacia FCF menos negativo (o positivo en 2027) y capex enfocado en proyectos de rápido flujo.

  • Gobernanza financiera. Reglas claras del fideicomiso/fondo, activos elegibles, retornos y participación privada con riesgo acotado.

Riesgos a la baja

  • Downgrade soberano. Tradicionalmente arrastra a Pemex.

  • Desalineación del plan. Si la recompra y los instrumentos de apoyo no se reflejan en menor carga financiera o si fallan entregables operativos, el impulso de la mejora se diluye.

  • Choques de mercado. Un crudo más bajo por tiempo prolongado, o paros en logística/refinación, complican caja y métricas.

“Del respaldo al rendimiento”: la prueba de los próximos 180 días

  1. Cerrar la recompra con métricas: monto retirado, ahorro en cupones y alivio por tramo.

  2. Blindar liquidez: líneas comprometidas, calendario de pagos y priorización de cuentas por pagar críticas.

  3. Entregar producción: frenar declino en activos troncales y acelerar contratos mixtos que sumen barriles netos.

  4. Orden en refinación: ventanas de mantenimiento cumplidas y mayor rendimiento a destilados.

  5. Transparencia: tableros públicos de deuda, capex y pagos a proveedores; menor incertidumbre = menor spread.

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