El Plan PEMEX 2025–2035 apuesta por fortalecer terminales, ductos y transporte con SCADA, laboratorios móviles y el ferrocarril del Istmo para blindar el abasto, reducir costos y combatir el mercado ilícito de combustibles.
La fortaleza de cualquier empresa petrolera no se mide únicamente en la cantidad de crudo que produce o en las refinerías que opera, sino también en su capacidad para mover, almacenar y resguardar cada litro de combustible. Para PEMEX, la logística y la salvaguardia estratégica son literalmente el nervio que conecta la producción con el consumidor final. Sin un sistema eficiente de ductos, terminales, almacenamiento y transporte, la autosuficiencia energética planteada en el Plan Estratégico 2025–2035 quedaría en papel.
Además, en un país donde el mercado ilícito de combustibles ha generado pérdidas millonarias y afectado a comunidades enteras, garantizar la seguridad de la infraestructura logística se convierte en un reto de Estado.
Dentro de la estrategia, Tuzandepetl, Topolobampo y Pajaritos se consolidan como puntos neurálgicos del almacenamiento y distribución nacional.
Tuzandepetl: su capacidad de cavernas salinas ofrece almacenamiento subterráneo seguro, clave para emergencias y fluctuaciones en la demanda.
Topolobampo: puerto estratégico en Sinaloa que conecta el Pacífico con la red nacional, ideal para importaciones y exportaciones en el noroeste.
Pajaritos: terminal petroquímica en Veracruz, esencial para el abasto de la zona sur-sureste y la interconexión con complejos industriales.
Estos nodos no solo son depósitos; son auténticas baterías de seguridad energética, capaces de amortiguar crisis internacionales o interrupciones locales.
El combate al mercado ilícito exige innovación. El plan incluye fortalecer sistemas SCADA (Supervisión, Control y Adquisición de Datos), que permiten monitorear en tiempo real la presión, flujo y posibles fugas en ductos. Con ello, PEMEX busca cerrar la puerta al robo de combustible que ha costado miles de millones al erario.
Complementariamente, se desplegarán laboratorios móviles para verificar calidad de combustibles y detectar adulteraciones. Esta estrategia es doblemente efectiva: protege al consumidor y evita que el crimen organizado infiltre la cadena de suministro con gasolina ilegal.
El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec no solo es un proyecto federal de desarrollo regional: para PEMEX representa una arteria logística que puede reducir de manera significativa los costos de transporte.
Mover combustibles y productos petroquímicos por ferrocarril —en lugar de depender únicamente de ductos o transporte carretero— brinda flexibilidad, seguridad y eficiencia. Conecta los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, facilitando la exportación hacia Asia y la importación de insumos clave.
En este sentido, el ferrocarril se integra como una columna vertebral que fortalece la competitividad de PEMEX en mercados internacionales y reduce riesgos frente a sabotajes o bloqueos carreteros.
El éxito del Plan 2025–2035 en materia logística no depende solo de infraestructura, sino también de seguridad. El robo de combustibles ha sido uno de los golpes más duros a la empresa en la última década. El fortalecimiento de terminales estratégicas, el monitoreo en tiempo real vía SCADA y el despliegue de laboratorios móviles se convierten en instrumentos de disuasión y control que buscan cerrar la brecha de pérdidas.
Aquí no solo se trata de números: la lucha contra el huachicoleo es también una batalla por recuperar la confianza social y garantizar que cada peso invertido en PEMEX llegue a los mexicanos y no a redes criminales.
La logística no está aislada de la agenda ambiental y social. Terminales más seguras implican menos derrames y menor impacto en comunidades. Monitoreo digital significa prevención y reducción de emisiones accidentales. Y el uso del ferrocarril en el Istmo no solo abarata costos, sino que también reduce la huella de carbono frente al transporte carretero.
De esta manera, la estrategia logística conecta de manera natural con la agenda de sostenibilidad y responsabilidad social que abordaremos en el siguiente artículo de esta serie.
La logística y salvaguardia estratégica de PEMEX es mucho más que infraestructura: es el escudo que protege al sistema energético nacional. Desde cavernas en Tuzandepetl hasta trenes en el Istmo, pasando por redes SCADA y laboratorios móviles, el plan busca construir un andamiaje capaz de resistir crisis, combatir el mercado ilícito y garantizar abasto confiable.
El reto es mayúsculo: blindar el nervio del sistema sin descuidar su eficiencia y sostenibilidad. En un entorno global volátil, la logística no es un accesorio: es la diferencia entre la autosuficiencia y la dependencia.
Este artículo es el sexto de una serie que desmenuzará cada componente del plan. Aquí los títulos que iremos publicando:
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