La presidenta Sheinbaum presentó una gráfica que presume una baja del 24.9% en la deuda de Pemex durante el sexenio de AMLO. Sin embargo, los datos oficiales cuentan otra historia: una reducción real de apenas 7.7%. ¿Qué hay detrás de esta narrativa?
El 1° de julio de 2025, en el escenario habitual de la conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum proyectó una gráfica que buscaba cerrar con broche de oro el legado financiero de su antecesor. El mensaje era claro: la deuda de Pemex se redujo un 24.9% durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Pero detrás de esa cifra, la realidad contable de la petrolera más importante del país parece contar una historia distinta.
La gráfica, con fecha de julio de 2024, comparaba cifras de deuda de los últimos tres sexenios. Sin embargo, lo hacía con una metodología cuestionable: contrastaba datos de cierre anual con cifras del segundo trimestre de 2024, sin aclarar el desfase temporal ni la fuente exacta de los datos. Por ejemplo, mientras Pemex reportó una deuda de 106.1 mil millones de dólares al cierre de 2023, la gráfica mostraba 108.6 mil millones. Para 2018, el gráfico indicaba 132.3 mil millones, cuando el dato oficial era de 105.8 mil millones.
La diferencia no es menor. Si se comparan los datos reales de cierre de 2018 con los de diciembre de 2024, la reducción es del 7.7%, no del 24.9%. Y si se toma como referencia el segundo trimestre de cada año, la disminución es aún menor: apenas 4.6%.
¿Por qué importa esto? Porque Pemex no es solo una empresa: es un termómetro de la salud fiscal del país. Y su deuda, que ronda los 101 mil millones de dólares en el primer trimestre de 2025, sigue siendo una carga estructural que no se resuelve con gráficos optimistas.
Más allá de las cifras, lo que preocupa a analistas y especialistas es la narrativa. “Cuando les conviene presentarla en dólares, la van a presentar en dólares. Cuando les conviene en pesos, lo hacen en pesos. Y si es en precios constantes o corrientes, también depende del momento político”, explicó Diego Díaz, del IMCO.
La deuda con proveedores, por ejemplo, alcanzó los 505.9 mil millones de pesos al cierre de 2024, el nivel más alto en 13 años. Y las pérdidas acumuladas de Pemex durante el sexenio anterior sumaron 1.8 billones de pesos, equivalentes al 81% de los apoyos fiscales que recibió.
En este contexto, la gráfica presentada por Sheinbaum no solo es engañosa: es un síntoma de cómo la comunicación política puede distorsionar la percepción pública de un problema estructural. Porque si bien es cierto que hubo una ligera reducción en la deuda, también lo es que Pemex sigue operando con pérdidas, con una carga fiscal elevada y sin una reforma de fondo en su modelo de negocio.
La pregunta no es si la deuda bajó o no. La pregunta es: ¿Pemex está mejor preparado hoy para enfrentar el futuro energético del país? Y si la respuesta depende de una gráfica mal construida, quizá aún no estamos listos para responderla con honestidad.
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