Pemex asegura a EU que cubrirá su deuda de $101 mil millones con apoyo gubernamental y reestructura. ¿Es sostenible este rescate? Análisis exclusivo.
El informe que Pemex envió de la Q2 de 2025 a la SEC no fue solo un reporte financiero: fue un grito ahogado. Entre líneas, la empresa admitió lo que todos sospechaban pero nadie en la administración quería decir en voz alta: la petrolera más endeudada del mundo está jugando con fuego financiero.
Los números son escalofriantes. Pemex arrastra una deuda de 101,100 millones de dólares, equivalente a todo el presupuesto federal para salud y educación juntos. Lo grave no es solo la cifra, sino su estructura: 44,484 millones deben pagarse antes de 2028, un muro de deuda que crece más rápido que los ingresos por venta de crudo.
El gobierno ha respondido con transfusiones de efectivo: 5,600 millones de dólares inyectados en 2025, dinero que sale de los impuestos de los mexicanos. Pero aquí está el problema: estos rescates son curitas para una hemorragia. El 73% de la liquidez de Pemex ya no viene de vender petróleo, sino de la cartera pública.
La eliminación de tres filiales (PEP, TRI y Logística) no es una simple reestructura: es un intento por esconder las pérdidas bajo la alfombra corporativa. Mientras, el presupuesto de inversión subió un 2.4%, una cifra irrisoria comparada con los 377,800 millones de pesos que debe pedir prestados solo para pagar intereses este año.
¿Hasta cuándo podrá el gobierno seguir rescatando a Pemex? Cada dólar prestado al 7% de interés le cuesta 70 millones anuales solo en intereses. La producción sigue cayendo (1.5 millones de barriles diarios vs 1.7 en 2022) y sus activos valen 38% menos que hace siete años.
El verdadero peligro está en lo que no dice el informe:
Si Pemex incumple con la SEC, perderá acceso a mercados internacionales
Una rebaja de rating podría hundir al peso mexicano
México tendrá que elegir entre seguir rescatando a su "joya de la corona" o dejarla caer
Esta no es solo una crisis de Pemex: es un examen a la viabilidad del modelo energético mexicano. Mientras el mundo avanza hacia energías limpias, México sigue apostando a una empresa que quema dinero más rápido que combustóleo.
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