Empresas del sureste mexicano advierten cierres carreteros ante la falta de pagos por parte de Pemex, en una crisis que ya ha provocado despidos masivos y cierres de negocios.
En medio de una crisis que se ha vuelto tan silenciosa como devastadora, cientos de empresas subcontratistas al servicio de Petróleos Mexicanos (Pemex) han decidido alzar la voz. A partir del 15 de agosto, si no reciben los pagos que les adeuda la empresa estatal, comenzarán bloqueos carreteros en Tabasco, Veracruz y Campeche.
La decisión no fue tomada a la ligera. Eustacio Pérez García, vocero del Frente Amplio de Subcontratistas, lo explicó con el rostro endurecido por meses de espera.
La deuda reconocida por Pemex supera los 500 mil millones de pesos, pero los subcontratistas aseguran que hay otros servicios no registrados que duplicarían ese monto. En Tabasco, más de 150 empresas han cerrado y otras 300 están en riesgo de desaparecer. La situación ha escalado al punto de que más de 13,800 empleos se han perdido en el sureste mexicano.
En las calles de Villahermosa, el ambiente es tenso. Talleres cerrados, maquinaria parada, empleados despedidos. “Nos piden seguir operando, pero no nos pagan. Es insostenible”, relató un empresario que prefirió no dar su nombre por temor a represalias.
La frustración ha llevado a muchos a caer en el coyotaje, estafas y engaños de intermediarios que prometen acelerar pagos. Otros han acumulado deudas bancarias, demandas laborales y compromisos fiscales que ya no pueden cubrir.
Además de los bloqueos, el Frente Amplio prepara demandas mercantiles ante instancias federales. “Si a finales de agosto no hay respuesta, esto se va hasta 2026. Y para entonces, muchas empresas ya no existirán”, advirtió Pérez García.
La crisis no es solo financiera. Es de confianza. Pemex, que alguna vez fue símbolo de desarrollo nacional, hoy genera desconfianza entre quienes lo sostienen desde abajo. “Ya no vemos un aliado. Vemos un cliente moroso, opaco e inalcanzable”, dijo otro proveedor desde Coatzacoalcos.
La historia no termina aquí. El 15 de agosto podría marcar el inicio de una nueva etapa de confrontación entre Pemex y sus proveedores. Una etapa que no se resolverá con comunicados, sino con pagos, justicia y voluntad política.
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