Comunidades y ambientalistas claman a Sheinbaum: suspender proyectos de gas que amenazan la vida en el 'acuario del mundo'
Bajo el sol abrasador de Puerto Libertad, pescadores y científicos unieron fuerzas con una urgencia común: detener la muerte lenta del Golfo de California. Esta semana, entregaron en Palacio Nacional una carta firmada por decenas de ONGs donde exigen la suspensión inmediata de cuatro megaproyectos de gas que avanzan como cuchillas sobre este frágil ecosistema.
La Terminal Vista Pacífico en Sinaloa, el Gasoducto Sierra Madre, la Terminal Saguaro Energía en Sonora y el Gasoducto Corredor Norte no son obras aisladas. Juntas forman una red de amenazas que podrían:
Asfixiar las zonas de reproducción de ballenas y totoabas con tráfico marítimo masivo.
Envenenar aguas prístinas con fugas de metano y químicos tóxicos.
Enterrar economías locales que dependen de la pesca y el turismo.
Guillermo Torres de ProDESC lo define sin rodeos: "Evaluar cada proyecto por separado es como medir el daño de un golpe ignorando la paliza".
Mientras el gobierno habla de transición energética, las comunidades detallan impactos irreversibles:
Buques gigantes que introducirían especies invasoras en hábitats únicos.
Emisiones no contabilizadas equivalentes a 5 millones de automóviles anuales.
Ruptura de ciclos vitales de especies endémicas por ruido submarino constante.
Cecilia García de Defensa Ambiental del Noroeste sentencia: "No hay 'gas limpio' cuando se perfora el corazón de la biodiversidad".
Las ONGs no piden lo imposible, sino coherencia ambiental:
Moratoria inmediata a todas las obras.
Evaluación Ambiental Estratégica integral que analice impactos acumulativos.
Diálogo real con quienes llevan generaciones protegiendo el Golfo.
Mientras la carta espera respuesta en los escritorios de Sheinbaum y Bárcena, una pregunta flota en el aire: ¿Será el Golfo de California otra víctima del "progreso" o el primer gran triunfo ambiental de esta administración?
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