Dos Bocas: la refinería más cara de su tipo en el mundo, entre promesas incumplidas y sobrecostos históricos

La refinería Olmeca en Dos Bocas ya es la más costosa de su tipo a nivel global, con un sobrecosto del 135%. A seis años de su inicio, aún no opera a plena capacidad. ¿Qué explica este desvío y qué consecuencias tiene para la política energética de México?

Dos Bocas: la refinería más cara de su tipo en el mundo, entre promesas incumplidas y sobrecostos históricos

Cuando el gobierno mexicano anunció en 2019 la construcción de la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, el mensaje era claro: alcanzar la autosuficiencia energética, reducir la dependencia de combustibles importados y recuperar el control del sistema de refinación nacional. Se prometió una obra “austera”, con un presupuesto de 8,900 millones de dólares y lista en tres años.

Seis años después, el balance es otro: el costo final asciende a 20,959 millones de dólares, un 135% más que lo proyectado. Y lo más preocupante: la planta aún no opera a plena capacidad.

Comparación internacional: Dos Bocas, en la cima del sobrecosto

Según datos presentados por Julio César Rentería Sandoval, presidente del Comité de Refinación del IMIQ, Dos Bocas encabeza la lista de refinerías con mayores desviaciones presupuestales en el mundo reciente. Solo dos proyectos se le acercan:

  • Al-Zour (Kuwait): de 16 mil a 35 mil millones USD (+120%), pero con casi el doble de capacidad (615 mil bpd).
  • Mostorod (Egipto): de 3,700 a 7,889 millones USD (+113%), construida en 10 años.

En términos de costo por barril de capacidad instalada, Dos Bocas se ubica en 61,600 USD por barril, dentro del rango internacional, pero sin considerar que aún no ha demostrado eficiencia operativa ni retorno de inversión.

¿Qué está fallando?

Como se analizó en esta investigación, Dos Bocas ha enfrentado múltiples paros técnicos, problemas de integración de sistemas, y retrasos en la puesta en marcha de unidades críticas. A pesar de las inauguraciones simbólicas, la refinería no ha logrado estabilizar su operación.

En paralelo, Salina Cruz ha tomado la delantera, procesando más crudo, con mayor confiabilidad y sin los reflectores políticos que rodean a Dos Bocas.

¿Y la autosuficiencia energética?

México es el segundo país de América Latina con mayor capacidad instalada de refinación (1.98 millones de bpd), solo detrás de Brasil. Pero la capacidad no es eficiencia. El Sistema Nacional de Refinación (SNR) opera con un índice de ocupación históricamente bajo, y el rendimiento de productos valiosos sigue rezagado.

“El reto no es solo construir refinerías, sino hacerlas rentables, eficientes y sostenibles”, advierte Fermín Narváez Camacho, exgerente de Pemex.

¿Qué sigue para Dos Bocas?

El gobierno ha defendido el proyecto como una inversión estratégica de largo plazo. Pero la falta de transparencia en los contratos, la ausencia de auditorías independientes y los retrasos operativos han erosionado la confianza pública.

Para que Dos Bocas deje de ser un símbolo de sobrecosto y se convierta en un activo estratégico, necesita:

  • Entrar en operación plena y sostenida.
  • Integrarse eficientemente al SNR.
  • Demostrar rentabilidad frente a la importación de combustibles.
  • Transparentar sus costos reales y su impacto fiscal.

Dos Bocas no es solo una refinería: es un espejo de la política energética mexicana. Su historia condensa las tensiones entre soberanía y eficiencia, entre discurso político y realidad técnica. Aún está a tiempo de corregir el rumbo, pero el margen de error se reduce cada día.

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