Ataques con drones en Kurdistán iraquí disparan el precio del petróleo y reavivan temores geopolíticos

Una ola de ataques con drones a campos petroleros en el norte de Irak ha reducido la producción regional a la mitad y provocado un alza en los precios del crudo. El mercado reacciona con nerviosismo ante la creciente inestabilidad en Medio Oriente.

Ataques con drones en Kurdistán iraquí disparan el precio del petróleo y reavivan temores geopolíticos

La estabilidad energética global volvió a tambalearse esta semana tras una serie de ataques con drones explosivos contra instalaciones petroleras en el Kurdistán iraquí, una región semiautónoma que hasta hace poco era considerada un enclave seguro para la inversión extranjera.

Los ataques, que se han extendido por cuatro días consecutivos, afectaron al menos cinco campos petroleros operados por empresas internacionales como DNO (Noruega) y Hunt Oil (EE.UU.), ubicados en las provincias de Dohuk y Zakho.

Aunque no se han reportado víctimas, los daños materiales han obligado a suspender operaciones en varias instalaciones, reduciendo la producción regional de 280,000 a menos de 140,000 barriles diarios, según fuentes del sector.

¿Quién está detrás?

Hasta el momento, ningún grupo ha reivindicado los ataques, pero las autoridades kurdas han señalado a milicias proiraníes como posibles responsables. Estas formaciones han negado su implicación, aunque los ataques coinciden con un periodo de tensión creciente entre Bagdad y Erbil por el control de los recursos energéticos.

La situación se agrava en un contexto de fragilidad política interna en Irak y de reacomodos regionales tras el alto al fuego entre Irán e Israel, lo que ha generado un vacío de poder en zonas tradicionalmente disputadas.

Reacción inmediata del mercado

Los precios del petróleo reaccionaron con fuerza. El Brent subió 1.46% hasta los 69.52 dólares por barril, mientras que el WTI avanzó 1.75%, cerrando en 67.54 dólares. Analistas como Andrew Lipow advierten que estos eventos demuestran la vulnerabilidad del suministro global ante ataques de baja tecnología pero alto impacto.

“El mercado está nervioso, no solo por los ataques, sino por la posibilidad de que se repitan en otras regiones productoras”, señaló Lipow.

Un mercado ya tenso por aranceles y demanda

La tensión geopolítica se suma a la incertidumbre comercial. El presidente estadounidense Donald Trump ha anunciado nuevos aranceles que podrían alterar los flujos de exportación de crudo hacia Asia. Al mismo tiempo, la Agencia Internacional de Energía (AIE) advirtió que, pese al aumento de producción, los inventarios globales siguen bajos, lo que indica una demanda sostenida.

¿Qué implica esto para México?

Para México, que importa más del 70% de sus combustibles refinados, la volatilidad internacional del crudo tiene efectos inmediatos en los precios internos y en la planeación energética. En este contexto, iniciativas como el almacenamiento estratégico de gas natural en Tamaulipas o la expansión de infraestructura de CENAGAS cobran mayor relevancia.

Además, el impulso a fuentes renovables como la energía eólica en Tamaulipas puede ayudar a reducir la exposición del país a los vaivenes del mercado petrolero global.

Los ataques en el Kurdistán iraquí no solo afectan a una región específica: son un recordatorio de la fragilidad estructural del sistema energético global. En un mundo interconectado, la seguridad energética ya no depende solo de la producción, sino de la estabilidad política, la diversificación de fuentes y la capacidad de anticiparse a las crisis.

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