Descubre por qué el sector ferroviario de Hidalgo enfrenta un duro golpe ante la amenaza de aranceles de 25% por parte de Estados Unidos, y cómo esto podría sacudir la economía regional.
La posibilidad de que Estados Unidos imponga un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas ha encendido las alarmas en Hidalgo, donde el sector ferroviario podría llevarse la peor parte. Carlos Henkel Escorza, titular de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), explicó que empresas como Alstom o Greenbrier, asentadas en Ciudad Sahagún y Tepeapulco, corren el riesgo de ver frenados sus envíos de trenes y vagones hacia el mercado estadounidense. Imagina el escenario: líneas de producción diseñadas para surtir a los clientes más allá de la frontera, de pronto atrapadas en un laberinto arancelario que nadie pidió. Según Henkel, aún falta conocer los detalles concretos de las nuevas tarifas, porque el gobierno de Donald Trump —que ha puesto la mira sobre petróleo, migración y hasta fentanilo— bien podría echar marcha atrás en algunas áreas… o subir aún más la apuesta.
Lo que sí resulta innegable es la preocupación de las compañías que traen un vaivén constante de piezas, autopartes y componentes esenciales para fabricar vagones de pasajeros o transporte de carga. Si a eso sumamos el riesgo de que los costos se disparen y que la competitividad de estas plantas mengue, es natural que la Sedeco permanezca en alerta máxima. Henkel también admite que la otra cara de la moneda es para las empresas estadounidenses que dependen de las piezas fabricadas en Hidalgo. En sus palabras, “sería muy difícil para ellos” adaptarse, porque la supply chain está tan integrada que dañarla implica un golpe para ambas partes.
Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador Julio Menchaca afirman contar con un “plan A, B y C”, la pregunta del millón es si esas estrategias serán suficientes para mitigar los efectos de un arancel que, de cumplirse, podría disparar costos, desacelerar proyectos ferroviarios y eventualmente provocar despidos. Y aunque muchos se consuelan pensando que quizá sea solo una táctica de presión de Trump, el temor de que el sábado primero de febrero amanezca con un impuesto de 25% se siente en el ambiente. Por lo pronto, las autoridades en Hidalgo apuestan a la cooperación con el gobierno federal y a un replanteamiento de las cadenas productivas, con la esperanza de que la tormenta pase rápido y no deje tantos vagones descarrilados en el camino.
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