
Pemex requerirá $1.8 billones para alcanzar 1.8 mbd y 5 mmmpcd, cuadruplicando apoyos previos. Proyecta ingresos por $6.9 billones.
El Primer Informe de Gobierno de Claudia Sheinbaum dejó un mensaje contundente: Pemex necesitará invertir 1.8 billones de pesos para alcanzar las metas sexenales de producción energética. La cifra no solo impresiona por su magnitud; redefine la escala del desafío financiero y operativo que enfrenta la petrolera estatal.
En 2025, Pemex recibió 474,800 millones de pesos en notas pre-capitalizadas y 250 mil millones mediante un vehículo financiero operado por Banobras. Sin embargo, el esfuerzo proyectado para los próximos años cuadruplica esos apoyos. El objetivo: producir 1.8 millones de barriles diarios de petróleo y 5 mil millones de pies cúbicos de gas natural por día, metas que sostienen la narrativa de soberanía energética.
Del total estimado, 1.6 billones de pesos se destinarán a 12 proyectos estratégicos que aportarán el 61% de la producción nacional de hidrocarburos líquidos. Otros 238 mil millones financiarán cuatro proyectos clave de gas natural, responsables del 54% de la producción nacional de este energético.
Pemex proyecta ingresos por 6.9 billones de pesos en el mediano plazo, una cifra que busca justificar la inversión. Pero el reto no es solo financiero: implica ejecución impecable, control de costos y disciplina operativa en un contexto donde la empresa arrastra una deuda cercana a los 100 mil millones de dólares y vencimientos críticos en 2026.
Entre octubre de 2024 y junio de 2025, la producción promedio fue de 1.716 millones de barriles diarios y 4,452 millones de pies cúbicos de gas natural. Aunque lejos de la meta, hay señales positivas: campos como Bakte, Ixachi, Itta, Teotleco y Bricol elevaron su producción conjunta de 113 mil a 157 mil barriles diarios. Además, se lanzó una licitación para reactivar 400 pozos cerrados, que podría sumar 13 mil barriles diarios adicionales.
Hoy, Pemex concentra el 90% de la producción nacional, mientras que el 10% restante proviene de asociaciones y contratos privados. Este equilibrio anticipa un escenario donde la colaboración público-privada será clave para sostener el ritmo de inversión y cumplir objetivos.
El reto de los $1.8 billones no es solo una cifra en el papel: es la prueba de fuego para el modelo energético del sexenio. Si Pemex logra ejecutar este plan, consolidará su papel como columna vertebral de la soberanía energética. Si falla, el costo no será únicamente financiero: pondrá en entredicho la viabilidad del discurso que sostiene la Cuarta Transformación.
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