Mientras Pemex prioriza compromisos de 2025, proveedores enfrentan quiebras y desconfianza estructural por adeudos no facturados.
Petróleos Mexicanos (Pemex) acumula más de 500 mil millones de pesos en deudas no saldadas a proveedores por obras y suministros de 2024, generando una crisis de liquidez en el sector petrolero. Fuentes internas confirman que la empresa pospone indefinidamente estos pagos, optando por cubrir primero obligaciones de 2025, lo que ha desatado protestas y desesperación entre empresarios.
Auditorías como excusa: Pemex justifica el retraso en "revisar contratos para evitar corrupción", pero no hay plazos claros para liberar fondos.
COPADES cerradas: Sin la apertura de estos sistemas de pago, ni siquiera existe un proceso administrativo iniciado.
Efecto dominó: Proveedores reportan despidos, parálisis de cadenas de suministro y migración de talento.
La política de "castigo colectivo" de Pemex incentiva la informalidad, ahuyenta inversiones y debilita la productividad del sector energético mexicano.
La deuda de Pemex no es solo un problema contable: es un riesgo para la competitividad energética de México. ¿Hasta cuándo se normalizará el pago a proveedores, y qué consecuencias tendrá la pérdida de confianza?
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