
El Proyecto de Presupuesto 2026 asigna a LitioMx solo gasto corriente y cero pesos para inversión, pese a anuncios de prospectos geológicos y planes de extracción. Te explicamos qué implica, dónde están los cuellos de botella y qué tendría que ocurrir para que México entre a la cadena del litio.
La señal es inequívoca: Litio para México (LitioMx) tendrá otro año sin dinero para inversión. El Proyecto de Presupuesto 2026 propone 13.9 millones de pesos para gasto corriente —principalmente nómina— y cero para estudios, perforación o plantas piloto. Con esto, la empresa estatal creada en 2022 encadenaría tres ejercicios sin recursos de capital, mientras el gobierno insiste en que el litio es estratégico para la transición energética.
¿Qué sí paga el presupuesto? Sueldos, servicios y operación básica. De hecho, el salario bruto anual del director representa una fracción relevante del total, síntoma del tamaño reducido del ente. ¿Qué falta? Todo lo que mueve la aguja: exploración con barrenos, pruebas metalúrgicas a escala piloto, ingeniería de proceso y capex para validar rutas de extracción en arcillas o salinidades asociadas a pozos. Sin esas piezas, no hay reservas comerciales ni proyecto bancable.
LitioMx reportó 10 prospectos y dos áreas bajo estudio en Jalisco. Sonora sigue siendo el foco por su potencial, pero está judicializado: empresas con concesiones canceladas disputan al Estado mexicano en arbitraje internacional. Con el frente legal abierto y sin inversión pública, la “industrialización” del litio no despega. En paralelo, el Plan Sonora presume “integrar la cadena de valor”, pero sin producción local el país queda fuera de la primera milla (extracción/beneficio) y relegado a consumo o logística.
El ciclo de precios del litio se corrigió fuerte desde 2023 y en 2025 muestra volatilidad con sesgo de sobreoferta. Paradójicamente, los pisos de precio son buen momento para financiar pilotos: cuesta menos negociar equipos, servicios y contratos de offtake iniciales. Si México no invierte ya en pruebas de proceso (arcillas y salmueras asociadas), perderá otra ventana y seguirá importando valor agregado.
La administración federal coquetea con una vía rápida: aprovechar salmueras de campos petroleros con Pemex y el IMP. ¿Tiene sentido? Sí, como línea piloto para evaluar selectividad, impurezas y costos de purificación. ¿Alcanza? No, si no se traduce en capex real, contratos de suministro y muestras grado batería certificadas. Sin pilotos de 1–5 t/mes y balances de masa públicos, el proyecto no cruza de discurso a pre-factibilidad.
Metas verificables 2026: al menos dos pilotos metalúrgicos (arcillas y salmueras), muestras grado batería con especificaciones (ppm de B, Mg, Fe, Na, K).
Información abierta: publicar protocolos de pruebas, data-rooms geológicos y resultados.
Gobernanza de proyectos: claridad sobre el rol de Pemex/IMP, propiedad intelectual, y ventanas para coinversión privada sin perder control público.
Ruta de producto: decidir si el país quiere carbonato grado técnico, grado batería o hidróxido, y cuál es el mercado objetivo (catódicos, almacenamiento estacionario, etc.).
Asignación extraordinaria (multianual) para pilotos y perforación de control; sin capex no hay reservas ni casos de negocio.
Pilotos duales (arcillas y salmueras asociadas) con KPIs públicos: recuperación, consumo de reactivos, agua y energía por tonelada.
Convenios de offtake/PEA con catodistas y ensambladores en México/EE. UU.; sin comprador ancla, el financiamiento no cierra.
Cierre del frente legal en Sonora y permisología fast-track para pilotos.
Talento y metrología: reforzar laboratorios nacionales para ensayo y certificación de especificaciones grado batería.
Cadena local: alinear el Plan Sonora con logística, puertos y proveeduría para escalar si los pilotos son exitosos.
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