Kutsari: la gran apuesta de México para diseñar chips

Descubre cómo el nuevo programa Kutsari impulsa la creación de semiconductores en México, desde el diseño hasta la fabricación, con miras a fortalecer la industria nacional y proteger sus innovaciones a través de patentes.

Kutsari: la gran apuesta de México para diseñar chips

El Gobierno de México presentó “Kutsari”, un nuevo programa que busca detonar el diseño de semiconductores en el país y, de paso, echar raíces de una industria que promete ser tan estratégica como la automotriz o la petrolera. Según la Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación, este plan consiste en levantar un Centro Nacional de Diseño de Semiconductores, abriendo camino para que en una segunda fase se pueda fabricar y empaquetar chips desde territorio mexicano. La palabra “Kutsari” viene de una lengua originaria, y ese nombre, de entrada, ya deja ver la intención: un proyecto con sello local que pretende reunir la genialidad de científicos y desarrolladores para impulsar la tecnología made in México.

Claudia Sheinbaum, presidenta de la República, anunció que este centro echará mano de investigadores, académicos y estudiantes de instituciones públicas, para concebir nuevos diseños de semiconductores y productos electrónicos. La apuesta es clara: “Diseñar chips y colocarlos en la industria nacional”. Con esto, Sheinbaum quiere reforzar la cadena de valor de un sector que, hoy por hoy, se ve empujado por la relocalización de operaciones en el mundo, conocida popularmente como nearshoring. Si México se sube al tren de los semiconductores, podríamos ver un auge en sectores como electrodomésticos, automotriz, equipos médicos y sensores.

Rosaura Ruiz Gutiérrez, titular de la Secretaría de Ciencias, recordó que los semiconductores no solo importan para la industria, sino para prácticamente toda nuestra vida cotidiana. Y ahí es donde entra el factor “investigación y desarrollo”: no se trata nada más de comprar tecnología o ensamblar piezas, sino de generar propiedad intelectual en casa. Es por eso que Santiago Nieto Castillo, director general del IMPI, hizo énfasis en la necesidad de patentar nuestras innovaciones. De nada sirve un gran avance si no está bien protegido y documentado. Según Nieto, este año se han concedido poco más de 10,000 patentes, pero solo el 6.38% fueron mexicanas. El resto vienen de manos extranjeras, un dato que le duele a la soberanía de la ciencia nacional.

A la par, Raquel Buenrostro explicó que ya desde hace dos años se viene contemplando a los semiconductores como un sector clave para México, sobre todo en este nuevo contexto global donde medio mundo busca acercar la producción de chips a regiones más estables y con mano de obra calificada. Y si algo le sobran a las universidades mexicanas son ingenieros e ingenieras brillantes; el reto es brindarles el ecosistema para que sus inventos no se queden en el tintero. Kutsari es, en teoría, la respuesta: un paraguas institucional que coordine esfuerzos públicos y privados, con apoyo de la academia y la industria. La esperanza es que en unos años hablemos de un México que no solo maquila, sino que también crea la tecnología que alimenta nuestros celulares, autos y dispositivos inteligentes.

En el horizonte, el Plan Maestro de la Industria de Semiconductores 2024-2030 plantea duplicar el tamaño de este sector. Suena ambicioso, sí, pero con la llegada de este nuevo centro de diseño y el aliento gubernamental, el país podría subir al ring con gigantes como Taiwán o Corea, al menos en áreas de nicho. Que el viaje sea exitoso dependerá de muchas piezas: inversión, cabildeo legislativo, un marco legal sólido para patentes y la unión entre la comunidad científica y el sector privado. Pero hay un aire optimista: Kutsari parece más que un proyecto de moda; promete ser la punta de lanza de un futuro con más innovación, más autosuficiencia y, quién sabe, quizá miles de nuevos empleos bien remunerados.

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