La IEA plantea que, con políticas vigentes, la demanda de petróleo y gas seguiría creciendo hasta 2050. Qué implica para México en upstream, gas/LNG, refinación y transición.
Un dato incómodo cruza el debate energético: bajo el escenario de políticas vigentes, la demanda global de petróleo y gas seguiría creciendo hacia 2050. La tesis no niega la transición, la complica. Para México, el mensaje es directo: planeación de hidrocarburos con horizonte más largo, blindaje de ingresos y logística frente a ciclos de precio, y transición ordenada que reconozca la coexistencia del gas natural con renovables y almacenamiento.
El nuevo marco de escenarios ubica al “Current Policies Scenario” con demanda de crudo acercándose a ~113 mbd hacia mediados de siglo, impulsada por transporte pesado, petroquímica y aviación en economías emergentes; el gas natural crecería con fuerza en la década por capacidad récord de LNG y consumo eléctrico asociado a centros de datos e IA. En contraste, el “Stated Policies” insinúa pico alrededor de 2030 si las medidas anunciadas se materializan. La divergencia entre trayectorias —y la posibilidad de un superávit hacia 2026— reclama estrategias que no dependan de una sola narrativa.
Implicaciones para México
Upstream. Más demanda potencial no equivale a carta blanca: se requiere portafolio con break-even bajo, disciplina de integridad mecánica y aceleración de recobro mejorado.
Gas & LNG. La ola de nueva licuefacción global abaratará ventanas y modificará flujos: conviene asegurar capacidad firme y flexibilidad contractual, considerar indexaciones híbridas, y utilizar almacenamiento estacional donde sea costo-efectivo.
Refinación y combustibles. Con curvas más planas y cracks volátiles, la prioridad es optimización de slate, coberturas de base y logística ajustada a congestión USGC.
Transición eléctrica. La planeación del SEN seguirá integrando renovables + BESS por costo nivelado y confiabilidad, pero el gas retendrá rol de flexibilidad: es un y no un o.
Fiscales y presupuestales. El precio de la mezcla mexicana continuará sensible a escenarios de US$55–70; urge sensibilidad fiscal y coberturas soberanas/corporativas bien definidas.
Hoja de ruta ejecutiva
Recalibrar proyecciones 2026–2035 en SENER y empresas, incorporando ambos escenarios: crecimiento sostenido vs. pico temprano.
Estrategia LNG: asegurar oferta flexible y cláusulas de re-destino; modelar spark spreads para industria y generación.
Contratos inteligentes: indexación múltiple, bandas y triggers de revisión ante shocks de demanda de IA/centros de datos.
Riesgos y finanzas: coberturas combinadas (delta + basis + calendario), estrés de covenants, y gobernanza de datos operativos.
Transición con realismo: metas renovables con BESS donde el nodo lo justifique, gas como respaldo de rampa, y reportes de trazabilidad para financiamiento verde.
El mundo no avanza en línea recta: convivir con hidrocarburos mientras se expande la capacidad limpia exigirá ejecución disciplinada. México puede convertir la incertidumbre en ventaja si cruza inteligencia regulatoria, logística optimizada y finanzas de riesgo. Ese es el punto: decidir con datos, no con eslóganes.
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