Del rack al surtidor: desglosamos flete por km, tiempos en TAR, peajes, seguros y mermas. Incluye plantilla editable “costo por km” y checklist de control volumétrico.
En petrolíferos, el último tramo define el precio final y la percepción del consumidor: un centavo por kilómetro en la ruta Golfo→VAM/CDMX puede multiplicarse por tiempos muertos en TAR, peajes y mermas invisibles. Entender la anatomía del costo —del rack a la última milla— es clave para negociar, fijar precios y blindar márgenes bajo la NOM-016-CRE-2016.
El rack es el punto de partida: precio de salida en TAR (nacional/importado) que incorpora calidad y especificaciones. A esto se suma el flete por km, cuyo corazón son combustible, operador, desgaste de unidad y costo de oportunidad por hora; los peajes ajustan el piso de ruta y las primas de seguro/riesgo crecen en entornos urbanos o con historial de incidente. La paridad cambiaria presiona cuando el producto es importado (ajuste por tipo de cambio y bases de referencia). La estacionalidad (alta demanda turística, mantenimientos, restricciones viales) contrae ventanas y eleva el costo por tiempo.
Los tiempos de turn-around (T/A) suman: cola de acceso TAR, ventana de carga, documentación y sello, y descarga en estación. Cualquier hora adicional impacta el costo por litro si la unidad queda improductiva.
La TAR eficiente orquesta programación de cupos y ventanas horarias, verifica sellos y conserva una cadena de custodia a prueba de auditoría. El control volumétrico requiere trazabilidad: densidades y temperaturas origen/destino, conciliación de litros cargados vs. entregados, registros de sellos de lanzador, compartimentos y mangueras, y evidencia de ruta (GPS). La regla: medir, sellar, documentar y reconciliar. En el patio, la pre-operación elimina mermas por conexiones flojas, juntas fatigadas y diferencias de temperatura no compensadas.
En última milla, el ruteo balancea distancia, peajes, ventanas de estación y capacidad útil (fill-rate). La unidad adecuada (p. ej., Full 30 mil L vs. T3) debe coincidir con layout del destino; forzar maniobras incrementa riesgo y tiempos. La seguridad —escoltas, paradas seguras, telemetría— se traduce en primas. En urbe, los puntos de pérdida típicos son conexiones, transvases no autorizados, desvíos de ruta y descargas parciales; todos se atacan con diseño de proceso y monitoreo.
Procedimientos y sellado: estandariza lista de verificación de sellos por punto (lanzador, compartimentos, mangueras), check de presión, evidencia fotográfica y doble firma origen/destino.
Medición/IoT y telemetría: caudalímetros certificados, sondas de tanque con compensación por temperatura, GPS con geocercas y alertas por apertura de compuertas; concilia densidad/temperatura en ambos extremos.
Auditoría de ruta y KPIs: merma por 1,000 L, tiempo de ciclo, fill-rate, desviaciones de ruta y ratio peajes/km. Auditoría semana a semana y sanción automática de desalineaciones.
Para construir tu curva de costo por km en Golfo→VAM/CDMX, modela:
Distancia (km) redondo y peajes (MXN);
Rendimiento (km/L) y precio de diésel (MXN/L);
Tarifa base del transportista (MXN/viaje);
Tiempo total (h) = ida + vuelta + carga + descarga + demoras TAR/sitio;
Costo hora de unidad (MXN/h);
Capacidad útil (L) y fill-rate (%);
Seguro de mercancía (%) sobre valor transportado;
Sobrecosto por riesgo (%) (robos, vialidades complejas).
Con ello obtienes costo total del viaje, MXN/km y MXN/L entregado. Para acelerar, te dejamos una plantilla editable con los cálculos base y escenarios.
Descargables listos para usar:
Los costos de última milla deben trasladarse con método: contratos con fletes indexados (diésel/peajes), cláusulas de ventanas y penalizaciones por T/A fuera de lo programado, y buffers de inventario que reduzcan compras “de emergencia” a peor precio. La estrategia de precios al público pide comunicación honesta: explicar por qué un suministro consistente y medido vale más que un centavo barato con riesgo de desabasto o mermas.
Convierte tu last-mile en una ventaja competitiva: descarga la plantilla costo por km y la checklist de control volumétrico para empezar a medir y negociar con datos.
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