Claudia Sheinbaum anuncia una transformación profunda en Pemex que incluye la eliminación de estructuras duplicadas, la creación de una Dirección de Comercialización y una integración vertical para mejorar eficiencia y transparencia.
La presidenta Claudia Sheinbaum anunció una transformación estructural profunda en Petróleos Mexicanos (Pemex), con el objetivo de convertirla en una empresa más eficiente, menos costosa para el erario y alineada con estándares internacionales de operación.
Durante una conferencia de prensa el 11 de julio, Sheinbaum adelantó que en las próximas semanas se presentará formalmente el plan completo, el cual contempla una reorganización interna que impactará a todas las subsidiarias de la petrolera.
“Estamos trabajando en una transformación profunda de Pemex, muy profunda”, afirmó la mandataria.
Según información publicada por la columnista Atzayaelh Torres en El Financiero, el plan contempla:
Uno de los cambios más relevantes será la creación de una Dirección de Comercialización, que centralizará las ventas de todas las subsidiarias para evitar esfuerzos dispersos y mejorar la coordinación operativa.
Sheinbaum criticó la fragmentación de Pemex iniciada en 1992 y profundizada en 2013 con la creación de 40 filiales. Su propuesta busca consolidar una estructura verticalmente integrada, desde la exploración hasta la venta de combustibles.
“Ninguna empresa petrolera del mundo tenía la organización que tenía Pemex. Todas están verticalmente integradas, con cuentas claras entre producción y refinación”, explicó.
Este modelo busca alinear a Pemex con las mejores prácticas internacionales, mejorar la transparencia interna y facilitar el control del flujo financiero entre unidades.
Pemex enfrenta una deuda superior a 404 mil millones de pesos con proveedores y contratistas, además de haber recibido más de 1.1 billones de pesos en apoyos fiscales durante el sexenio anterior. A pesar de ello, cerró con una pesada carga financiera.
La reestructura busca reducir duplicidades, mejorar la eficiencia operativa y disminuir la dependencia del presupuesto federal, lo que podría marcar un cambio de rumbo significativo en la gestión de la empresa productiva del Estado.
La transformación de Pemex no solo es una cuestión administrativa: es una apuesta por redefinir el papel de la empresa en el sistema energético nacional. Si logra consolidarse como una entidad integrada, eficiente y transparente, podría recuperar su papel estratégico sin ser una carga para las finanzas públicas.
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