El gobierno planea topar el precio del diésel como hizo con la gasolina, pero expertos advierten: esto podría matar la competencia y revivir el huachicol. ¿Estamos ante una solución o un nuevo desastre?
El gobierno mexicano está a punto de repetir la polémica receta que aplicó con la gasolina regular: un precio tope para el diésel. La justificación suena noble —"frenar la inflación"— pero las entrañas del plan huelen a peligro. Mientras el 90% de las gasolineras acatan por "voluntad propia" el límite de $24 pesos por litro en gasolina, expertos como Alejandro Montufar, CEO de PetroIntelligence, lanzan una alerta: "Topar el diésel no es controlar la inflación... es estrangular al mercado".
El diésel mueve el 78% del transporte de carga en México. Cuando su precio sube, todo se encarece: desde el aguacate hasta los medicamentos. Pero la solución gubernamental —congelar su valor— es un parche con efectos secundarios letales:
Pemex tendrá que subsidiar la diferencia, profundizando su crisis financiera.
Importadores privados quedarán fuera del juego: no pueden competir con precios artificiales.
El huachicol resucitará: si el diésel legal no es rentable, el mercado negro florecerá.
"Es pan para hoy y hambre para mañana", advierte Montufar. "En lugar de bajar costos logísticos, matarás la competencia y crearás escasez".
El modelo actual —donde Pemex aplica descuentos secretos a gasolineras que aceptan el tope— ya genera distorsiones:
Gasolineras independientes cierran por márgenes de utilidad cercanos a $0.50 por litro.
Onexpo Nacional, que agrupa a estaciones de servicio, admite que el esquema es insostenible sin subsidios ocultos.
Pemex pierde $5 mil millones mensuales en la gasolina topeada... y el diésel podría duplicar esa sangría.
"No es un acuerdo voluntario: es un ultimátum disfrazado", confiesa el dueño de una gasolinera en Querétaro. "Si no aceptas el tope, te llueven inspecciones de ASEA".
Mientras el gobierno debate, los camioneros —eslabón clave— viven su propia pesadilla:
Cada peso que sube el diésel se traduce en $3 más en productos finales.
Pero si el tope ahoga a importadores, habrá menos diésel disponible y colas en gasolineras.
"Nos venden barato... pero no hay", anticipa un transportista de Jalisco. "Al final terminaremos comprando diésel 'pirata' a camiones cisterna".
Montufar lo resume con crudeza: "Topar precios nunca ha funcionado en la historia energética. Ni en Venezuela, ni en Argentina... ni aquí". La pregunta que queda flotando es: ¿por qué insistir en un modelo que ya demostró ser un fracaso? Mientras, Pemex se prepara para otra hemorragia financiera... y los mexicanos, para pagar las consecuencias.
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