Los fideicomisos energéticos han permitido a la CFE invertir $8,000 millones sin endeudarse directamente, pero su opacidad y dependencia de utilidades cuestionan su sostenibilidad. Analizo si son realmente la llave maestra para la soberanía energética o un parche riesgoso.
Hace unos días, revisando los cuadros del CIEP sobre los fideicomisos de la CFE, me topé con una cifra que parece sacada de un truco de magia contable: $8,000 millones de dólares invertidos sin que aparezcan como deuda directa. Suena bien, ¿no? Pero como en todo acto de ilusionismo, el riesgo está en lo que no vemos.
Los cuatro fideicomisos estrella (FMI, FIEL, FPGC y F-1320) han sido el salvavidas para proyectos como Puerto Peñasco (fotovoltaico) o Ciclos Combinados en Tuxpan. Su ventaja es clara: al no registrarse como deuda, evitan los candados presupuestales. Pero aquí viene el pero:
El FMI depende de CFEnergía, cuya salud financiera está atada a… ¡las propias tarifas de gas que cobra a la CFE! Un círculo vicioso donde los ingresos se inventan para pagar obras que luego necesitarán más ingresos.
El F-1320, con $2,567 millones, opera como un cheque en blanco: sin informes públicos detallados, ¿cómo sabemos si esos "refuerzos" valieron lo que costaron?
La analogía perfecta: Es como pagar una casa con la tarjeta de crédito de tu hijo, mientras prometes que le devolverás el dinero… con lo que ahorres en luz.
Los datos del CIEP (ciep.mx) revelan que el 60% de estos fondos vienen de agencias de crédito extranjeras. Genial para la infraestructura, pero:
"Cuando un banco alemán o japonés presta, exige condiciones. ¿Las conocemos? ¿O estamos firmando letras chiquitas con el futuro energético?"
Mientras, el PIDIREGAS –el abuelo de estos mecanismos– dejó lecciones dolorosas: deudas disfrazadas que hoy pagamos en la factura de la luz.
El plan de la CFE para 2025-2030 requiere $31,528 millones. Los fideicomisos son solo una pieza. Si queremos evitar que:
Las tarifas se disparen para cubrir compromisos opacos, o
El gobierno central rescate a la CFE con dinero público (otra vez),
Urgen tres acciones:
Para terminar: Los fideicomisos no son malos per se. Son un parche ingenioso, pero peligroso si se usa como única solución. La soberanía energética no se construye con contabilidad creativa, sino con transparencia y planeación.
¿Tú qué opinas? ¿Son estos fideicomisos el motor del futuro o una hipoteca encubierta? Comparte y únete al debate. Y si quieres profundizar, sigue los análisis en AI Regula Solutions.
Todos los campos son obligatorios *